Me esperaba un mensaje a las 00:00. Así de tonto soy. Más que esperar, esperanza imagino.
Ayer el gesto de mi amiga fue dulce. Lo hizo también por ella, pero me llamó espontáneamente. En X, hace dos años, me hubiera marcado como lo hicieron los gestos cariñosos que tuvo. Pero… ¿y si esos gestos son normales? Y me marcaron simplemente porque yo estaba hambriento.
Por lo pronto, hoy tendría que haber sido el aniversario, y he pasado de querer escribirle una carta, a tener que comprometerme a no mandar un mensaje de texto… a simplemente plantearme si será capaz de ceder y enviarme algo, pero sabiendo que no, y aceptándolo. Ahora es una fecha sin más, una oportunidad ya perdida.
Voy cogiendo perspectiva y dándome cuenta de que me sentía culpable y responsable de todo el esfuerzo. Podría haberlo hecho mejor, por supuesto, pero también estaba cambiando y aprendiendo, como todos. Lo disruptivo es soltar tres veces el vínculo en tres meses.
Sí, está siendo peor de lo que pensaba. A la vez noto señales de pasar de “notar la ausencia de X” a “notar la ausencia de lo que me daba X”.
Sí, tendríamos que construir una nueva relación desde cero. Con dinámicas nuevas, acuerdos nuevos, terapia. Yo tampoco puedo seguir entre la presión y la división permanente.
- La última duda… ¿tiene sentido que yo esté haciendo esto? Aquí estoy dándole vueltas a cómo hacer que funcione, gestionarme para evitar rencor, coger perspectiva y espacio… mientras que ella a lo mejor lo que está haciendo es seguir ya su camino. Si no trabajo el vínculo, y ella quiere volver, volveremos a fallar seguramente. Si estoy trabajando el vínculo, y ella ya lo está superando, he perdido tiempo y energía. Y como no puedo hablar con ella ni me da reafirmación, no sé cuál es la buena
- Sí, tiene sentido. Porque lo que estás trabajando ahora no es solo por ella ni para ella. Es por ti. Trabaja por ti, no por el resultado. Que tu tarea sea “salir bien parado de esta historia”, no “conservar la historia a cualquier precio”. Tampoco le asignes a su silencio tu peor miedo. No sabes lo que está haciendo. Puede estar evitando contacto porque cree que así te cuida, no porque ya no te quiera. Hazte esta pregunta: “¿Estoy actuando de forma coherente con mis valores, cuidándome a mí mismo, dejando abierta la puerta sin arrastrarme?” Si la respuesta es sí, entonces tiene sentido. Aunque ella no vuelva. Porque al final, lo que estás haciendo no es “esperarla”. Es cerrar un ciclo con respeto, afecto y madurez, y si vuelve, mejor. Y si no, tú ya estás en marcha.
Fin del día. He cumplido lo que querías: pasar nuestro primer aniversario en silencio, sin vernos, sin hablar. Supongo que te lo tomarás como una señal positiva. Leámoslo otra vez.
El fin del día real: he ido hasta el faro hablando con una amiga sobre un podcast nuevo. He estado con mi familia, he trabajado. El día, en conjunto, ha ido bien.
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