martes, 23 de diciembre de 2014

(Re)Clamo

Me ha contado este viejo hombre que la lluvia ha acabado. Cuando el sol golpea por primera vez los párpados, cierro la mano. Tierra mojada, mi signo. Carcajadas rompiendo el pecho y las costillas. Recupero mi sombrero de tela contra las desdichas y me encamino de vuelta a la ciudad.

Las mismas calles, los mismos rostros, pero surco lo que antes se arrastraba alrededor de mis pies. Las raíces se han vuelto humo, que desaparece o se solidifica en cada alma que toco. Si el hormigón me rodea, estallo. Si el agua se cierra sobre mi cabeza, respiro tranquilo y sigo nadando. Pronto estaré lejos, pero volveré, solo cogeré carrera para seguir más alto, más fuerte, mejor. Ahora mi reflejo sonríe, ganadas sus propias batallas. Soy un niño, sí, de huesos rotos y alma agujereada. Pero desde abajo, como entonces, vuelvo a ser imbatible.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Balance 2014

Me preguntaba Luna - qué casualidad, otro año por aquí - que si este año no habría balance u objetivos. Y la verdad es que, desde que la Senda comenzó, creo que este es el primer año que ni me lo había planteado. No tengo la necesidad, por primera vez en mucho, mucho tiempo. Las cosas están bien como están, me parece, y es eso lo que me hace no necesitar el trampolín de propósitos, la excusa del cambio. También que he aprendido que en esto de la mejora continua, lo importante es siempre la siguiente decisión, no pretender arreglar - o perder - todo en una jugada. You are as strong as your next move

Aún así, espoleado, me ha apetecido revisar los objetivos del año pasado y ver si había cumplido. Decía...

Sí, he cumplido. Salí de mi peor pozo, con la fuerza de mis talones y sabiendo buscar el impulso prestado. He sanado. He perseguido lo que me ha hecho feliz, sin parar de moverme. Si te paras, se posa en tu alma.  Me he tranquilizado, he aprendido, he conocido mi peor faceta, le he ganado varias batallas. He bailado, viajado, leído, conocido gente y mantenido las personas que importaban. He evitado la trampa y el agujero que yo mismo hubiera creado. He progresado.

Hago balance y me doy cuenta de que sí, que necesito un objetivo aunque simplemente sea "sigue así".



viernes, 12 de diciembre de 2014

Mi esperanza

Mi esperanza no son zapatitos brillantes de charol, que nunca pasaron por un charco. Ni cristales de colores fragmentados, que lo mismo me cortan a mí que a los demás. Tan siquiera el bastión inamovible donde rompen las olas y los vientos huracanados sin desgastarla.

Mi esperanza es una mochila gastada y remendada, decorada y firmada, con descosidos y refuerzos, con espacio para llevar lo necesario - mío y ajeno sin serlo- por la Senda. Ligera, cómoda en la espalda. No es lo más bonito, no es lo más útil ni lo más resistente. Quizás no le serviría a nadie más, pero a mí me acompaña en el camino y eso es suficiente.

Prisma (I)

La primera foto.

La mano que lleva el trazo de mis mejores y
peores momentos. Y una recordatorio importante: lo importante es lo que está detrás del objetivo


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Miedo a las corrientes de aire


Todavía no soy más que un niño parecido a mil niños más que han leído y te han dedicado el mismo libro. No necesito decirte las palabras y tú no necesitas oírlas de mí. No soy para ti más que un niño parecido a otros cien mil niños que te las dijeron antes. Pero, si me domesticas, disfrutaremos el uno del otro. Conocerás el sonido de mis palabras. Las tuyas me sacarán fuera de mi madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá, a los lejos, el mar? Yo no sé nadar, me agobia el agua. El mar no me recuerda nada. ¡Y eso es triste! Pero tú sabes a brisa y a sal. Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado. El mar me hará recordarte.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Boomerang

Es lo que tienen los boomerangs. Si no te apartas a la vuelta...

Por ti me dejaría hacer el amor 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año. Dejaría que me hablaras 24 horas y te rebatiría lo que me has dicho otras 24 más. Te miraría con o sin cámara durante 1440 minutos al día, besaría tu hoyuelo aunque trataras de esconderlo. Al 8º día me volvería loca, te echaría en cara cosas que no has hecho y pretendería arreglarlo al 9º y tú, que ya estás escarmentado, me dirías adiós, con toda la razón del mundo. Yo prometería cambiar, quererme para no desbordarte a ti también, pero las puertas ya estarían cerradas. Digo ya, por decir algo, porque en realidad hace siglos que no están abiertas


... te dan.

lunes, 1 de diciembre de 2014

¿Por qué besamos?

Acabo de leer un artículo de esos pseudocientífico que te harían poner los ojos en blanco y - con un breve empujoncito - lanzarte a desmembrar alegremente. ¿Por qué besamos? se titula. Típico del "Muy Interesante" de pleno verano, artículo que uno lee, se rie, comenta y olvida. Pero aparte de para pasar el rato, me gusta leer este tipo de cosas. Da una visión diferente, por superficial que sea, y el hecho de descartar premisas te hace reflexionar sobre lo que cree uno mismo. Quién sabe.

De este en concreto me ha parado una frase

"e incluso tomamos decisiones importantes a partir de cómo nos sentimos durante el primer beso"

Pienso en mi propia respuesta, si la baso en nuestra experiencia. Quiero decir, solo con unas horas ya tuvimos suficientes puntos en la gráfica como para sacar alguna conclusión. Por curiosidad, la primera; por recuperar la sensación de calidez, blando y seco, la segunda. ¿Seco? Seco. El no preparado, el del roce sin capas intermedias. La presión. Por impulso la tercera, seguido de disculpas y rubor; por cariño, por aprovechar la oportunidad, por comunicarse, los posteriores. Por despedirse, el último. ¿Decisiones? No creo que se tomen decisiones importantes justo en ese momento. Quizás justo antes y justo después. Durante bastante ya tienes con contener el ánima.

Dice Rayden que "el primero es mágico, el segundo es íntimo, el tercero es rutina". Creo que nos harían falta muchos más que tres.


Acaba noviembre

[Suena]

Quizá el humo, imbricado con el aliento propio, vuela donde estoy pensando. Tendría sentido pues. Las hebras enroscándose a tu alrededor, en un salón sin corrientes. El humo recoge el momento su esencia y se fija para siempre en los muebles, en las paredes, abarca hasta los pensamientos y la música  - intangible es intangible. El humo, en el portal entre lo físico y lo esencial, conductor y fijador perfecto de un instante.

Y se consuma el momento y vuelve a elevarse recto, capturándome solo a mí. Mirando el techo, finalizando los pensamientos, cuando unas hebras más finas y delicadas que la mías se cruzan y bailan delante de mis ojos.

Ganas

Me disfrazo de ti.
Te disfrazas de mí.
Y jugamos a ser humanos
en esta habitación gris.

Muerdo el agua por ti.
Te deslizas por mí.
Y jugamos a ser dos gatos
que no se quieren dormir


 

Llega la mañana y desapareces entre la lluvia. Escondo mis ganas de verte en el estanque de los peces, en el pequeño peluche, entre los roces de piano. Antes de dormirme pienso...

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