no pudo tanto. No somos
cuanto se propuso el sol
en un anhelo remoto.
Un pie se acerca a lo claro.
En lo oscuro insiste el otro.
Porque el amor no es perpetuo
en nadie, ni en mí tampoco.
El odio aguarda su instante
dentro del carbón más hondo.
Rojo es el odio, y nutrido.
El amor, pálido y solo.
Cansado de odiar, te amo.
Cansado de amar, te odio.
Miguel Hernández.
tirando pa casa, o pa insti, no?
ResponderEliminarEs esa contradicciòn infaltable en las emociones fuertes, en los sentimientos que nos hacen trascender, BELLA POESIA. hasta luego!
ResponderEliminarConfieso que prefiero a Pedro Salinas, pero Miguel Hernández es uno de los grandes...
ResponderEliminar