¡No sabéis la de tiempo que llevaba queriendo hacer esto!
Las mentes más perspicaces habrán notado un baile de entradas últimamente. Que si aparecían nuevas, se publicaban algunas que desaparecieron... amén de otros cambios. Bueno, pues eso se debe a que estaba reorganizando el blog:
-He hecho un filtrado de entradas, duplicados, abortos de texto... etc. Por tanto, ahora puedo saber que el número real de entradas de este blog asciende a 554, 555 con esta. No está mal, ¿eh? ¡Al menos hago bulto!
-Todas las entradas están etiquetadas, podéis ver la nube de etiquetas abajo a la derecha. Disponéis además de una pestañita super-mona llamada "Sobre el blog" que más o menos explica la organización (aunque a los veteranos qué os voy a contar). Sé que las etiquetas son muy generales ahora mismo, más adelante quizás intente crear categorías nuevas... (tengo ideas malvadas sobre los nombres de esas categorías, pero creo que me abstendré de momento)
-He tenido ocasión de rescatar entre 10 y 20 entradas que quedaron guardadas como borrador, o censuradas. Intentaré irlas sacando poco a poco, algunas son inéditas y otras no tanto. Mientras las movía, alguna que otra se me escapaba y se publicaba sin permiso, de ahí el mareo...
Y dado la paliza que me he pegado a etiquetar y reordenar, autorizo a cualquiera a darme una colleja, figurada o real, si ve que vuelvo a publicar algo sin etiquetar xD
jueves, 30 de septiembre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
lunes, 27 de septiembre de 2010
Hay muchas cosas que desconozco, pero...
Pero sí sé algo. Sé que un dia todo cambiará, todo será diferente. Un día el muchacho entrará al vagón como cada vez que cantamos esta canción y la encontrará sentada, radiante y luminosa entre la gente. Se acercará a ella para hacerle la pregunta que siempre le hace al terminar la canción, y un día, no se cuándo, espero que mas pronto que tarde... Un día todo será diferente, porque ella se levantará de su asiento sosteniendole la mirada al muchacho, y el vagón detendrá su ritmo inquieto. Las cabezas de todos girarán hacia ellos, la ciudad también se detendrá; los coches en mitad de las calles, la gente saldrá a las ventanas, las palomas emprenderán el vuelo... Ella se acercará mucho y frente a frente, un día le responderá de forma muy diferente a como lo hace en la canción...
Salto al futuro.
Acabo de terminar de pedir cita para la renovación de mi DNI. Viernes, 26 de noviembre, a las 19:30. Se me ha quedado una sensación un poco extraña, al saber que he fijado lo que estaré haciendo una tarde dentro de casi 2 meses. Tan lejano que parece ahora, y tan seguro que estoy de que cuando llegue esa fecha, pensaré "y esto lo hice hace 2 meses". Y, lo que más me provoca cosquillas: "por aquel entonces aún no me había pasado esto, y aún no sabía que...". Porque siendo como es de agitada mi vida últimamente, estoy casi seguro que dentro de 2 meses me estaré riendo de lo que aún no conocia, o de lo que aún no podía esperar. Ya os contaré.
Lo de hacerme estas preguntas es una costumbre que cogí en 1º de bachiller. Y es que antes de empezar aquel curso, pensé algo así "¿ocurrirá algo interesante este año o acabaré igual que lo he empezado?". Qué os voy a decir. Desde el supuesto paso chico-hombre (ejem), a diversos quebraderos de cabeza; desde un intento de depresión, una navidad en buena compañía, varios pasos en falso, y alguien que me cambió la perspectiva para siempre. Claro, al llegar junio yo, me reía... Y desde entonces, al principio de cada curso escolar, o año, o vacaciones, pienso ¿qué será esta vez?
Como le decía Niobe a Ghost en Matrix: "Siempre viene bien tener algo interesante en perspectiva".
Y ahora, me voy a pedir cita para obtener mi título de la Escuela de Idiomas...
Lo de hacerme estas preguntas es una costumbre que cogí en 1º de bachiller. Y es que antes de empezar aquel curso, pensé algo así "¿ocurrirá algo interesante este año o acabaré igual que lo he empezado?". Qué os voy a decir. Desde el supuesto paso chico-hombre (ejem), a diversos quebraderos de cabeza; desde un intento de depresión, una navidad en buena compañía, varios pasos en falso, y alguien que me cambió la perspectiva para siempre. Claro, al llegar junio yo, me reía... Y desde entonces, al principio de cada curso escolar, o año, o vacaciones, pienso ¿qué será esta vez?
Como le decía Niobe a Ghost en Matrix: "Siempre viene bien tener algo interesante en perspectiva".
Y ahora, me voy a pedir cita para obtener mi título de la Escuela de Idiomas...
domingo, 26 de septiembre de 2010
*
Está ocurriendo tanto en Bleach como en Naruto. Los dos héroes recurren a su fracción mas oscura (y más poderosa al mismo tiempo) para intentar ganar la batalla que tienen perdida. ¿Hasta qué punto hay que bajar a lo más hondo de la personalidad de cada uno, hasta qué punto hay que explotar (o contenerse, que es lo mismo) para conseguir la meta?
A buen entendedor...
... pocas palabras bastan.
Pero digo yo, ¿y si se le dan unas cuantas palabras más? ¿Qué tiene de malo? Sí, a lo mejor es un hacha comprendiendo a la gente, ¿pero eso es motivo para darle porciones pequeñita de la verdad y que ya se apañe él? A lo mejor está cansado de ir recogiendo trocitos de puzzle por el suelo para tratar de entender, como buen entendedor que es. A lo mejor está harto y decide que se va a volver un ignorante (hay un colega suyo que no para de decirle que así le darán la felicidad).
Y quizás de esa forma la gente se esfuerce un poquito más en explicar las cosas bien y cuando toca. O quizás no, pero como será un ignorante tampoco le importará. Un chollo, oiga.
Pero digo yo, ¿y si se le dan unas cuantas palabras más? ¿Qué tiene de malo? Sí, a lo mejor es un hacha comprendiendo a la gente, ¿pero eso es motivo para darle porciones pequeñita de la verdad y que ya se apañe él? A lo mejor está cansado de ir recogiendo trocitos de puzzle por el suelo para tratar de entender, como buen entendedor que es. A lo mejor está harto y decide que se va a volver un ignorante (hay un colega suyo que no para de decirle que así le darán la felicidad).
Y quizás de esa forma la gente se esfuerce un poquito más en explicar las cosas bien y cuando toca. O quizás no, pero como será un ignorante tampoco le importará. Un chollo, oiga.
Si ella se va (II).
Para mí es importante, ¿y para ti? Me gustaría, no tengo derecho, pero me gustaría pensar que sí. A pesar de todo.
"Si ella se va", que dice Ismael. Si ella se va, quizás fue culpa tuya, seguramente lo sea, puede que fuera de los dos o tal vez eran así como debían ser las cosas. Jugamos el guión que escribimos y hay veces que no queda más remedio que tirar el telón y decir que se acabó, que toca empezar en otro lugar, con otros actores. Un mal final, pero fue el que nos dieron, o el que nos ganamos.
Y acabada la obra, los meses, los momentos, solo queda saber qué hacer con lo que envolvió esa representación. En su momento intentas dejarlo todo a oscuras, porque no vas a soportar que te recuerden lo que allí tuvo lugar. Pero acabas volviendo aunque no debas y al final solo queda una opcion: que arda todo, incluyendo esa parte de ti que ya no era tuya para así no dejarte lugar donde regresar. Recorrer de punta a punta la ciudad quemando todos los recuerdos y conseguir cierta paz. Paz con sabor a cenizas.
Claro que... al final te acabas preguntando. Intentaste cultivar el odio eternamente. Lo conseguiste, pero... en fin. Resumiendo. Todo esto para decir que a pesar de todo...
Da igual. Sé feliz.
"Si ella se va", que dice Ismael. Si ella se va, quizás fue culpa tuya, seguramente lo sea, puede que fuera de los dos o tal vez eran así como debían ser las cosas. Jugamos el guión que escribimos y hay veces que no queda más remedio que tirar el telón y decir que se acabó, que toca empezar en otro lugar, con otros actores. Un mal final, pero fue el que nos dieron, o el que nos ganamos.
Y acabada la obra, los meses, los momentos, solo queda saber qué hacer con lo que envolvió esa representación. En su momento intentas dejarlo todo a oscuras, porque no vas a soportar que te recuerden lo que allí tuvo lugar. Pero acabas volviendo aunque no debas y al final solo queda una opcion: que arda todo, incluyendo esa parte de ti que ya no era tuya para así no dejarte lugar donde regresar. Recorrer de punta a punta la ciudad quemando todos los recuerdos y conseguir cierta paz. Paz con sabor a cenizas.
Claro que... al final te acabas preguntando. Intentaste cultivar el odio eternamente. Lo conseguiste, pero... en fin. Resumiendo. Todo esto para decir que a pesar de todo...
Da igual. Sé feliz.
*
Me acuerdo de ti, me cago en tus muertos, me acuerdo de ti, me sueño que has vuelto. De tanto pensar, de perder el tiempo... No, no me intranquilizo por no tenerlo todo razonado, me intento tranquilizar para que tu olor no despeje todas mis neblinas mentales, etilicas y morales. Me coge de la mano, sí, y joder con su pelo. Si de cada sacudida me deja idiota. Si no hay donde quiera viajar, y mira que soy de pies ligeros, y de corazón de plomo. Bri, bribri... Para estar tan colgado, a estas alturas, ¡hace falta echarle huevos!
viernes, 24 de septiembre de 2010
Cuando los niños leen fantasía.
CUANDO LOS NIÑOS LEEN FANTASÍA
Existe un sentimiento que, en mi opinión, solo se experimenta cuando
se es un niño y se descuben los libros. Es una especie de burbujeo.
Te entran ganas de leer todo lo que se haya imprimido antes de que se
evapore.
Yo tuve que trazar mi propio mapa para este territorio sin cartografi-
ar. Desde dirección llegaba el mensaje de que sí, los libros eran bue-
na idea, pero lo cierto es que no recuerdo que nadie me diera ningún
tipo de consejo. Tuve que valerme por mí mismo.
Ahora se me empieza a considerar un escritor para gente joven. Los
profesores y los bibliotecarios me dicen: "Tus libros son muy popu-
lares entre los niños que no leen". Creo que se trata de un cumplido,
solo que me gustaría que lo expresaran de otra forma.
Los mencionados bibliotecarios me cuentan que lo que los niños leen
por gusto, en lo que de verdad están dispuestos a gastar dinero, es
en fantasía, ciencia ficción y terror; y dicen que, si bien elevan
sus plegarias en agradecimiento porque los niños lean cualquier cosa
en esta era electrónica, ese hecho les preocupa.
No debería.
Hace poco hablé con un profesor que me había invitado a dar una char-
la en su escuela. Estaba teniendo problemillas con el jefe de estu-
dios, que consideraba la fantasía como algo de dudosa moral, irrele-
vante en el mundo de los años noventa y escapista.
¿De dudosa moral? A grandes rasgos, casi toda la fantasía se aproba-
ría sin problemas en un hogar de la época victoriana. La moralidad
que tienen la fantasía y el terror es, en esencia, la moral estric-
ta del cuento de hadas. Degollan al vampiro, tiran al alien por la
esclusa, derrotan al malvado señor oscuro y (tal vez sufriendo al-
gunas pérdidas) triunfa el Bien. No porque disponga de mejor arma-
mento, sino porque tiene a la Providencia de su parte. Vengan las
hordas de trasgos, vengan los terribles desafíos ambientales, vengan
las babosas mutadas gigantes si no hay más remedio, pero venga tam-
bién la Esperanza. Puede ser una esperanza frágil fruto de las fuer-
zas de flaqueza, un espadón arturiano en el ocaso, pero sepamos que
no estamos viviendo en vano.
Puede que la literatura clásica de fantasía ponga a los niños en
contacto con lo oculto, pero lo hace de una forma más sana que lo
que de otra forma ocurriría en esta sociedad nuestra, tan extraña.
Si te hablan de los vampiros, es bueno que al mismo tiempo te hablen
de las estacas.
Por lo que respecta al escapismo, no tengo demasiados problemas con
la palabra. El escapismo no tiene nada malo. Lo que se debe consi-
derar, sin embargo, es de qué se escapa y hacia dónde.
Cuando era un lector afectado por la sed repentina, el primer lugar
al que escapé fue lo que entonces se llamaba el Espacio Exterior.
Leía mucha ciencia ficción, que como he dicho es solamente un sub-
conjunto de la fantasía creado en el siglo XX. Y en términos estric-
tamente literarios, buena parte de ella era malísima. Pero la mente
humana posee una saludable tendencia natural a despajar lo bueno de
la basura. Lo que me ocurrió a mí fue que la literatura escapista
me permitió escapar hacia el mundo real.
¿Irrelevante? La primera mención que encontré a la antigua civiliza-
ción griega fue en un libro de fantasía. Pero en los años cincuenta
la mayoría de colegios enseñaban historia de la siguiente manera: es-
taban los romanos, que tenían muchos baños, construyeron algunas ca-
rreteras y se fueron. Luego hubo un montón de trabajo indigno y pe-
nalidades hasta que llegaron los normandos y empezó oficialmente la
historia.
También dábamos ciencia... más o menos. Yuri Gagarin daba vueltas por
encima de nuestras cabezas. No recuerdo que nadie del colegio lo men-
cionase jamás. Ni siquiera recuerdo a nadie diciéndonos que la cien-
cia, contrariamente a lo que nos habían hecho creer, no era aquello
de trastear con imanes y productos químicos, sino una forma de mirar
el Universo.
La ciencia ficción no paraba de mirar el Universo. No me disculparé
por haberla disfrutado. Vivimos en un mundo de ciencia ficción. Tres
kilómetros hacia abajo y nos freímos, tres kilómetros hacia arriba
y nos cuesta respirar; y hay una posibilidad pequeña pero importante,
dadas sus consecuencias para nosotros, de que en los próximos mil
años se estrelle contra el planeta un cometa grande o un asteroide.
No me lo invento. No me quita el sueño. Pero averiguarlo con solo
unos trece años te abre un poquito los ojos. Para empezar, pone al
acné en su sitio.
Esos otros mundos de allá fuera, del espacio, me hicieron interesar-
me por este de aquí abajo. Hay un paso mental pequeño de los viajes
temporales a la paleontología, de la fantasía de espada y brujería
a la mitología y la historia antigua. La verdad es más rara que la
ficción; no hubo nada en la fantasía que me cautivase tanto como le-
er la evolución de la humanidad: protobabosa, reptil, ardilla bambú,
graduado en arte de Oxford o Cambridge y, finalmente, mamífero capaz
de emplear utensilios. Encontré por primera vez palabras como "eco-
logista" o "sobrepoblación" en libros de ciencia ficción a finales
de los cincuenta y principios de los sesenta, mucho antes de que se
pusieran de moda.
También conocí la palabra "neotenia", que significa "permanecer jo-
ven". Es una cosa que los humanos hemos desarrollado hasta conver-
tirla en rasgo evolutivo. Los otros animales tienen de jóvenes gran
curiosidad por el Mundo, flexibilidad en sus reacciones y una capa-
cidad para el juego que pierden a medida que crecen. Como especie,
nosotros las hemos retenido. Como especie, nos tiramos el día metien-
do los dedos en el enchufe del Universo para ver qué pasa. Es una
característica que puede salvarlos o matarnos, pero vaya si no
es lo que nos hace ser humanos. Prefiero acompañarme de gente miran-
do a Marte que de gente mirando el ombligo de la humanidad. Los
otros mundos son mejores que la pelusa.
Por tanto, no nos asustemos cuando los niños leen fantasía. Es el
abono de una mente sana. Estimula los nodos inquisitivos, y existen
pruebas de que una vida fantástica interna es tan buena y necesaria
para un niño como lo es un suelo rico para una planta. Por las mis-
mas razones aproximadamente.
Saludo a la fantasía como la dieta apropiada para el alma en creci-
miento. En ella está toda la vida humana: un código moral, un senti-
do del orden y, en ocasiones, cosas verdes y gigantescas con dientes.
Hay otros libros que leer, y espero que los niños que empiecen con
la fantasía los lean. Yo lo hice. Pero todos hemos de empezar por
algo.
Uno de los novelistas más famosos de principios de siglo fue G.K.
Chesterton. En su época se atacaba a los cuentos de hadas por casi
los mismos motivos con que ahora, en algunos colegios, se prohíben
de forma encubierta los libros que llevan la palabra "bruja" en el
título. Él dijo: "Se condena a los cuentos de hadas porque dicen a
los niños que hay dragones. Pero los niños siempre han sabido que
había dragones. Los cuentos de hadas dicen a los niños que a los
dragones se les puede matar".
-+-
Terry Pratchett, 1994
(Carta de Terry Pratchett, mi autor favorito y creador de la saga Mundodisco).
Existe un sentimiento que, en mi opinión, solo se experimenta cuando
se es un niño y se descuben los libros. Es una especie de burbujeo.
Te entran ganas de leer todo lo que se haya imprimido antes de que se
evapore.
Yo tuve que trazar mi propio mapa para este territorio sin cartografi-
ar. Desde dirección llegaba el mensaje de que sí, los libros eran bue-
na idea, pero lo cierto es que no recuerdo que nadie me diera ningún
tipo de consejo. Tuve que valerme por mí mismo.
Ahora se me empieza a considerar un escritor para gente joven. Los
profesores y los bibliotecarios me dicen: "Tus libros son muy popu-
lares entre los niños que no leen". Creo que se trata de un cumplido,
solo que me gustaría que lo expresaran de otra forma.
Los mencionados bibliotecarios me cuentan que lo que los niños leen
por gusto, en lo que de verdad están dispuestos a gastar dinero, es
en fantasía, ciencia ficción y terror; y dicen que, si bien elevan
sus plegarias en agradecimiento porque los niños lean cualquier cosa
en esta era electrónica, ese hecho les preocupa.
No debería.
Hace poco hablé con un profesor que me había invitado a dar una char-
la en su escuela. Estaba teniendo problemillas con el jefe de estu-
dios, que consideraba la fantasía como algo de dudosa moral, irrele-
vante en el mundo de los años noventa y escapista.
¿De dudosa moral? A grandes rasgos, casi toda la fantasía se aproba-
ría sin problemas en un hogar de la época victoriana. La moralidad
que tienen la fantasía y el terror es, en esencia, la moral estric-
ta del cuento de hadas. Degollan al vampiro, tiran al alien por la
esclusa, derrotan al malvado señor oscuro y (tal vez sufriendo al-
gunas pérdidas) triunfa el Bien. No porque disponga de mejor arma-
mento, sino porque tiene a la Providencia de su parte. Vengan las
hordas de trasgos, vengan los terribles desafíos ambientales, vengan
las babosas mutadas gigantes si no hay más remedio, pero venga tam-
bién la Esperanza. Puede ser una esperanza frágil fruto de las fuer-
zas de flaqueza, un espadón arturiano en el ocaso, pero sepamos que
no estamos viviendo en vano.
Puede que la literatura clásica de fantasía ponga a los niños en
contacto con lo oculto, pero lo hace de una forma más sana que lo
que de otra forma ocurriría en esta sociedad nuestra, tan extraña.
Si te hablan de los vampiros, es bueno que al mismo tiempo te hablen
de las estacas.
Por lo que respecta al escapismo, no tengo demasiados problemas con
la palabra. El escapismo no tiene nada malo. Lo que se debe consi-
derar, sin embargo, es de qué se escapa y hacia dónde.
Cuando era un lector afectado por la sed repentina, el primer lugar
al que escapé fue lo que entonces se llamaba el Espacio Exterior.
Leía mucha ciencia ficción, que como he dicho es solamente un sub-
conjunto de la fantasía creado en el siglo XX. Y en términos estric-
tamente literarios, buena parte de ella era malísima. Pero la mente
humana posee una saludable tendencia natural a despajar lo bueno de
la basura. Lo que me ocurrió a mí fue que la literatura escapista
me permitió escapar hacia el mundo real.
¿Irrelevante? La primera mención que encontré a la antigua civiliza-
ción griega fue en un libro de fantasía. Pero en los años cincuenta
la mayoría de colegios enseñaban historia de la siguiente manera: es-
taban los romanos, que tenían muchos baños, construyeron algunas ca-
rreteras y se fueron. Luego hubo un montón de trabajo indigno y pe-
nalidades hasta que llegaron los normandos y empezó oficialmente la
historia.
También dábamos ciencia... más o menos. Yuri Gagarin daba vueltas por
encima de nuestras cabezas. No recuerdo que nadie del colegio lo men-
cionase jamás. Ni siquiera recuerdo a nadie diciéndonos que la cien-
cia, contrariamente a lo que nos habían hecho creer, no era aquello
de trastear con imanes y productos químicos, sino una forma de mirar
el Universo.
La ciencia ficción no paraba de mirar el Universo. No me disculparé
por haberla disfrutado. Vivimos en un mundo de ciencia ficción. Tres
kilómetros hacia abajo y nos freímos, tres kilómetros hacia arriba
y nos cuesta respirar; y hay una posibilidad pequeña pero importante,
dadas sus consecuencias para nosotros, de que en los próximos mil
años se estrelle contra el planeta un cometa grande o un asteroide.
No me lo invento. No me quita el sueño. Pero averiguarlo con solo
unos trece años te abre un poquito los ojos. Para empezar, pone al
acné en su sitio.
Esos otros mundos de allá fuera, del espacio, me hicieron interesar-
me por este de aquí abajo. Hay un paso mental pequeño de los viajes
temporales a la paleontología, de la fantasía de espada y brujería
a la mitología y la historia antigua. La verdad es más rara que la
ficción; no hubo nada en la fantasía que me cautivase tanto como le-
er la evolución de la humanidad: protobabosa, reptil, ardilla bambú,
graduado en arte de Oxford o Cambridge y, finalmente, mamífero capaz
de emplear utensilios. Encontré por primera vez palabras como "eco-
logista" o "sobrepoblación" en libros de ciencia ficción a finales
de los cincuenta y principios de los sesenta, mucho antes de que se
pusieran de moda.
También conocí la palabra "neotenia", que significa "permanecer jo-
ven". Es una cosa que los humanos hemos desarrollado hasta conver-
tirla en rasgo evolutivo. Los otros animales tienen de jóvenes gran
curiosidad por el Mundo, flexibilidad en sus reacciones y una capa-
cidad para el juego que pierden a medida que crecen. Como especie,
nosotros las hemos retenido. Como especie, nos tiramos el día metien-
do los dedos en el enchufe del Universo para ver qué pasa. Es una
característica que puede salvarlos o matarnos, pero vaya si no
es lo que nos hace ser humanos. Prefiero acompañarme de gente miran-
do a Marte que de gente mirando el ombligo de la humanidad. Los
otros mundos son mejores que la pelusa.
Por tanto, no nos asustemos cuando los niños leen fantasía. Es el
abono de una mente sana. Estimula los nodos inquisitivos, y existen
pruebas de que una vida fantástica interna es tan buena y necesaria
para un niño como lo es un suelo rico para una planta. Por las mis-
mas razones aproximadamente.
Saludo a la fantasía como la dieta apropiada para el alma en creci-
miento. En ella está toda la vida humana: un código moral, un senti-
do del orden y, en ocasiones, cosas verdes y gigantescas con dientes.
Hay otros libros que leer, y espero que los niños que empiecen con
la fantasía los lean. Yo lo hice. Pero todos hemos de empezar por
algo.
Uno de los novelistas más famosos de principios de siglo fue G.K.
Chesterton. En su época se atacaba a los cuentos de hadas por casi
los mismos motivos con que ahora, en algunos colegios, se prohíben
de forma encubierta los libros que llevan la palabra "bruja" en el
título. Él dijo: "Se condena a los cuentos de hadas porque dicen a
los niños que hay dragones. Pero los niños siempre han sabido que
había dragones. Los cuentos de hadas dicen a los niños que a los
dragones se les puede matar".
-+-
Terry Pratchett, 1994
(Carta de Terry Pratchett, mi autor favorito y creador de la saga Mundodisco).
miércoles, 22 de septiembre de 2010
*
Hoy he visto fotos tuyas de hace uno o dos días, vía una de las fantásticas redes sociales, en las que somos amigos para guardar las apariencias. Antes, hace ya afortunadamente más de un año, no aguantaba verte ni en la pantalla del ordenador, por aquello de las heridas recientes y todo eso que se sufre tras un desamor. Ahora es distinto, gracias a dios, y el ver fotos tuyas sólo me hace menear la cabeza. Una pizquita de lástima por lo que eres ahora y todo lo demás indiferencia y curiosidad a partes iguales.
El problema es que el Winamp ha decidido tomarse después un poco de justicia por su mano, y me ha asaltado con canciones de los Celtas. Y algo me ha ronroneado en el pecho, un olor ha destellado en el aire y unos cuantos recuerdos han bostezado en mi cabeza: una camiseta hippy, dos trenzas que se agitan en el aire, el jardín de una casa. Por un momentito chiquitito he tenido que pelear para echar la congoja.
La misma persona. Te veo y no siento nada, suena una canción que trae recuerdos y me hace un par de grietas. Supongo que el tiempo se ha llevado sólo el molde. No te echo de menos, pero nos echo en falta.
Unos dicen.
El problema es que el Winamp ha decidido tomarse después un poco de justicia por su mano, y me ha asaltado con canciones de los Celtas. Y algo me ha ronroneado en el pecho, un olor ha destellado en el aire y unos cuantos recuerdos han bostezado en mi cabeza: una camiseta hippy, dos trenzas que se agitan en el aire, el jardín de una casa. Por un momentito chiquitito he tenido que pelear para echar la congoja.
La misma persona. Te veo y no siento nada, suena una canción que trae recuerdos y me hace un par de grietas. Supongo que el tiempo se ha llevado sólo el molde. No te echo de menos, pero nos echo en falta.
Unos dicen.
martes, 21 de septiembre de 2010
2 polos.
El otro día leía, y me impactaba, un artículo que decía que las personas inteligentes son las más propensas a desarrollar cierto grado de bipolaridad. Dicha bipolaridad, añadía el artículo, suele ir acompañada de un grado alto de creatividad, y era precisamente esa combinación de inteligencia y creatividad lo que hacía que esa clase de individuos tendiesen a oscilar demasiado entre estados de ánimo opuestos.
¿Por qué lo digo? Quien me conoce podrá confirmarlo, pero siempre me he (me han) considerado hasta cierto punto inteligente y hasta cierto punto creativo. Si lo que dice el artículo es cierto, eso explicaría por qué últimamente he venido a pensar (mala traducción de I've come to think) que puedo llegar a ser bastante bipolar.
Referencias: El artículo. Cierto extracto de otro sitio, sobre inteligencia y felicidad:
En uno de sus aspectos y funciones, la inteligencia se manifiesta como la capacidad de reflexionar, de formular juicios morales y criticar los modos humanos de conducta. Al adentrarse en estos fueros, necesariamente se enfrenta y pone en contacto con lo más descorazonador de la sociedad humana, guerra, carestía, fanatismos políticos y religiosos, etcétera. El concepto de felicidad, sufre una alteración y es reformulado por el individuo conciente, que se torna más cuidadoso y selectivo en el uso de la palabra felicidad, si acaso no la destierra por completo de su vocabulario. Felicidad e Inteligencia no son de por sí conceptos inmiscibles, pero si de difícil convivencia. Es la necesidad por extender cada vez más los límites del saber y el entendimiento lo que produce esa desazón e inconformismo en la inteligencia humana, luego, el espacio reservado para la paz interior y tranquilidad, es llenado por preguntas y por dudas que de no ser contestadas y resueltas o, al menos esperanzadoramente contestadas y resueltas, se llenará con frustraciones y decepciones.
PD: recomiendo encarecidamente la lectura del primer comentario, realizada por la ya oficial asesora psicológica del blog, o en su defecto no otorgar rigurosidad científica a lo arriba expuesto.
¿Por qué lo digo? Quien me conoce podrá confirmarlo, pero siempre me he (me han) considerado hasta cierto punto inteligente y hasta cierto punto creativo. Si lo que dice el artículo es cierto, eso explicaría por qué últimamente he venido a pensar (mala traducción de I've come to think) que puedo llegar a ser bastante bipolar.
Referencias: El artículo. Cierto extracto de otro sitio, sobre inteligencia y felicidad:
En uno de sus aspectos y funciones, la inteligencia se manifiesta como la capacidad de reflexionar, de formular juicios morales y criticar los modos humanos de conducta. Al adentrarse en estos fueros, necesariamente se enfrenta y pone en contacto con lo más descorazonador de la sociedad humana, guerra, carestía, fanatismos políticos y religiosos, etcétera. El concepto de felicidad, sufre una alteración y es reformulado por el individuo conciente, que se torna más cuidadoso y selectivo en el uso de la palabra felicidad, si acaso no la destierra por completo de su vocabulario. Felicidad e Inteligencia no son de por sí conceptos inmiscibles, pero si de difícil convivencia. Es la necesidad por extender cada vez más los límites del saber y el entendimiento lo que produce esa desazón e inconformismo en la inteligencia humana, luego, el espacio reservado para la paz interior y tranquilidad, es llenado por preguntas y por dudas que de no ser contestadas y resueltas o, al menos esperanzadoramente contestadas y resueltas, se llenará con frustraciones y decepciones.
PD: recomiendo encarecidamente la lectura del primer comentario, realizada por la ya oficial asesora psicológica del blog, o en su defecto no otorgar rigurosidad científica a lo arriba expuesto.
Un, dos, tres.
Una de las pequeñas sorpresas que guardaba mi nueva casa es esta pequeña pareja de bailarines. Desde que la encontré, siempre se la enseño a quien viene a verme por primera vez, y es que tiene algo, aunque no sé qué es. ¿Un simple recuerdo?
lunes, 20 de septiembre de 2010
Sobre lo que nos ocupa.
No sé por qué, pero al hablar de estos temas siempre me sale usar metáforas. Una de dos, o me sobra imaginación, o me falta calidad a la hora de escribir. Ambas. Es como la etapa en la que para expresar tus sentimientos llenas los párrafos de tres puntos y seguido. Pues yo estoy en la de las metáforas. Lo siento por los que lo sufrís.
Sobre el tema que me tiene masacrado ahora mismo se me ocurren tres, aunque prometo que no hace falta ser demasiado lumbreras para interpretarlas, ni tener el sentido poético demasiado desarrollado. Así que, a voz de pronto:
-Si soplas sobre un montón de brasas, es posible que durante un momento brillen y te calienten, salten chispas y, en resumen, parezca un fuego normal. Por desgracia, dejas de soplar, y los rescoldos siguen siendo eso, rescoldos. ¿Qué haces, te compras un fuelle o lo dejas morir en paz? ¿Serviría comprarse un fuelle? ¿No es mejor un fuego que arda solito?
-Puede asimilarse a no poder distinguir entre caminar al filo del borde o en tierra firme sentirse caer.
-También se puede decir que la sensación de alivio al superar una montaña enorme, o al levantarse tras tropezar con una piedra considerable, se desvanece bastante rápido con la visión subsiguiente de la cordillera o del camino empedrado que queda por delante. Entonces sobreviene la sensación de "yo paso". "Paso" de "pasar". "Pasar"... de "andar". O de "abandonar".
Yo que sé.
Sobre el tema que me tiene masacrado ahora mismo se me ocurren tres, aunque prometo que no hace falta ser demasiado lumbreras para interpretarlas, ni tener el sentido poético demasiado desarrollado. Así que, a voz de pronto:
-Si soplas sobre un montón de brasas, es posible que durante un momento brillen y te calienten, salten chispas y, en resumen, parezca un fuego normal. Por desgracia, dejas de soplar, y los rescoldos siguen siendo eso, rescoldos. ¿Qué haces, te compras un fuelle o lo dejas morir en paz? ¿Serviría comprarse un fuelle? ¿No es mejor un fuego que arda solito?
-Puede asimilarse a no poder distinguir entre caminar al filo del borde o en tierra firme sentirse caer.
-También se puede decir que la sensación de alivio al superar una montaña enorme, o al levantarse tras tropezar con una piedra considerable, se desvanece bastante rápido con la visión subsiguiente de la cordillera o del camino empedrado que queda por delante. Entonces sobreviene la sensación de "yo paso". "Paso" de "pasar". "Pasar"... de "andar". O de "abandonar".
Yo que sé.
Charada
[texto de hace unos añitos]
-Entiendo que te duelan ciertas cosas, pero no me puedo creer que creas que no te tiene en cuenta.
El público puesto en pie,
- No es cuestion de creer, es cuestión de haberlo visto.
agitando las banderas,
- Quiza ella se deja mas llevar y tu piensas mas en las consecuencias.
grita una y otra vez...
-Entonces creo que la peor parte me la estoy llevando yo.
¡mierda!
-Pero es q las personas tenemos derecho a equivocarnos.
qué asco de idealismos sociales,
-No, eso no es cierto. Si tu equivocación le va a hacer daño a otra persona, no tienes derecho a equivocarte.
qué asco de ilusiones,
- Supongo que una relacion consiste en intentar ponerte en el sitio del otro sin juzgar y ver como lo ve.
solo llenas de falsas esperanzas.
-Exacto.
¿donde están las bonitas verdades?
Por aquí, desde luego, no andan.
-Entiendo que te duelan ciertas cosas, pero no me puedo creer que creas que no te tiene en cuenta.
El público puesto en pie,
- No es cuestion de creer, es cuestión de haberlo visto.
agitando las banderas,
- Quiza ella se deja mas llevar y tu piensas mas en las consecuencias.
grita una y otra vez...
-Entonces creo que la peor parte me la estoy llevando yo.
¡mierda!
-Pero es q las personas tenemos derecho a equivocarnos.
qué asco de idealismos sociales,
-No, eso no es cierto. Si tu equivocación le va a hacer daño a otra persona, no tienes derecho a equivocarte.
qué asco de ilusiones,
- Supongo que una relacion consiste en intentar ponerte en el sitio del otro sin juzgar y ver como lo ve.
solo llenas de falsas esperanzas.
-Exacto.
¿donde están las bonitas verdades?
Por aquí, desde luego, no andan.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Incompatibilidad.
Al final será algo tan fácil de comprender y tan imposible de evitar y de asumir como es el hecho de no ser compatibles. Las reglas son las reglas y todos nos sujetamos a ellas queramos o no. Aunque hablemos de que están para romperlas, por fuerte e inquebrantable que sea nuestro espíritu y voluntad, habrá muros y tormentas que no podamos superar. Podríamos soportarlo, sí, pero la vida está para buscar lo mejor, no para aguantar. Llegado cierto punto, hay que asumir y afrontar.
Hablando de palabras sencillas de entender y terribles de asumir: afrontar. Qué bien suena sobre el papel, que enorme es en realidad.
Hablando de palabras sencillas de entender y terribles de asumir: afrontar. Qué bien suena sobre el papel, que enorme es en realidad.
Atributos.
¿Qué es mas triste que un hombre diciendo "esa tia lo único bueno que tiene son sus tetas"? Una mujer que lo dice de sí misma. Al menos el hombre puede alegar ser un cazurro. Lo de la mujer es más difícil de perdonar.
Me falló la empatía, y en ese momento no supe si lo decía convencida o solo pretendia que la piropease. Me temo que aunque siempre hay parte de lo segundo, en este caso la chiquilla lo creía de verdad.
Y yo callé, claro está. ¿Qué le iba a decir? ¿Que con esos ojos se comía el mundo y que yo necesitaba todo mi autocontrol para no comérmela a ella? ¿Que su forma de ser era lo más atractivo que había en kilómetros a la redonda?
No, esas cosas no se dicen.
Inaugurando "sección" del blog: textos que en su día se quedaron en "borradores" por mi salud mental y la de los que me rodeaban, y que ahora ya...
Me falló la empatía, y en ese momento no supe si lo decía convencida o solo pretendia que la piropease. Me temo que aunque siempre hay parte de lo segundo, en este caso la chiquilla lo creía de verdad.
Y yo callé, claro está. ¿Qué le iba a decir? ¿Que con esos ojos se comía el mundo y que yo necesitaba todo mi autocontrol para no comérmela a ella? ¿Que su forma de ser era lo más atractivo que había en kilómetros a la redonda?
No, esas cosas no se dicen.
Inaugurando "sección" del blog: textos que en su día se quedaron en "borradores" por mi salud mental y la de los que me rodeaban, y que ahora ya...
jueves, 16 de septiembre de 2010
Gays.
Anduvía yo andando por la playa en dirección a Cullera. Faltaba poco para el cartel que anunciaba la archiconocida "Platja naturista" que tienes que atravesar sí o sí para llegar al faro. Todos los que veraneamos allí pasamos por lo mismo: al principio la atraviesas rápido y avergonzado mientras tiras miradas aquí y allí. Luego, más despacio y con curiosidad, mirando más pero mas disimulado. Y con los años, la atraviesas a velocidad normal. Es una opción más.
También con los años te das cuenta de detalles sutiles: esa playa no solo es naturista, sino que hay muchas parejas de hombres, a veces muy muy juntos. Normalmente, sutiles. Normalmente. Porque esta vez, desde lejos ya ví algo extraño: dos figuras, una encima de la otra, al borde de la orilla, y se movían mucho. Al seguir el camino, efectivamente: dos hombres jóvenes habían improvisado una especie de cama y yacían alegremente dándose por c... haciendo el amor como si les fuera la vida en ello.
La primera reacción fue traumatizarme. Luego me di cuenta de que es que en realidad eso era lo que se esperaba de mí, lo que a lo mejor yo mismo esperaba de mí, y no lo que realmente pasaba. No me traumatizó en absoluto. Al contrario: me hizo gracia y descubrí que incluso me inspiraban algo de simpatía. Con cero complejos, entre risas y con pinta de estar pasándoselo realmente bien, devolvían un claro mensaje "¿de verdad crees que tendríamos que avergonzarnos de algo?" Seguramente también irían ciegos, pero eso ya es otro tema.
Por otro lado, me sentí bastante orgulloso. Al final tantos personajes un poco "locas" en televisión, en series o realities, tantas conversaciones con gente que ha sabido ver a través del armario antes que tú, y cierto rato en compañía de personas homosexuales se ve que han tenido efecto. Nunca me he considerado reaccionario en este sentido, pero me agrada encontrarme de golpe con estos pensamientos, sin rastros de homofobia, tal y como es natural y lógico. Y como en mí, en la mayoría de las personas de mi quinta. En esto al menos sí que lo estamos haciendo bien, nosotros los "nini".
(Dicho todo esto, también hay otros sitios para darse amor que a la vista de todos xD).
lunes, 13 de septiembre de 2010
Introversiones
Entrada rapidilla, que mañana vuelvo a la facultad y ya llego tarde a mis 8 horas de sueño. Pero es que ésta se la debía a Finc ;)
Introversiones, así se llama el nuevo disco de Celtas Cortos. Me quedé sorprendido al conocer que el primer single, "Blues del Pescador" (sí, ese que ponen hasta en los 40), era una versión de "The fisherman blues", una canción que ya tiene bastantes años y que sonaba incluso más Celta que el cover. Pues bien, parece ser que el disco completo es de versiones, tanto de canciones en inglés traducidas al idioma patrio como instrumentales o incluso alguna que ya existía en castellano.
A falta de escuchar el disco completo, os dejo con la que de momento me ha llamado más la atención. Y no es otra que... Lucha de Gigantes.
En los vídeos relacionados está el disco completo. Que lo disfrutéis.
Introversiones, así se llama el nuevo disco de Celtas Cortos. Me quedé sorprendido al conocer que el primer single, "Blues del Pescador" (sí, ese que ponen hasta en los 40), era una versión de "The fisherman blues", una canción que ya tiene bastantes años y que sonaba incluso más Celta que el cover. Pues bien, parece ser que el disco completo es de versiones, tanto de canciones en inglés traducidas al idioma patrio como instrumentales o incluso alguna que ya existía en castellano.
A falta de escuchar el disco completo, os dejo con la que de momento me ha llamado más la atención. Y no es otra que... Lucha de Gigantes.
En los vídeos relacionados está el disco completo. Que lo disfrutéis.
sábado, 4 de septiembre de 2010
Giorgeta.
1) Wa, cómo huele esto a cerrado.
2)¿Y entonces, esta ducha también funciona?
-¿Para qué la quieres?
-Nada, por si alguna vez traigo a alg... da igual, olvidadlo.
3) Adiós papá, adiós mamá!
4) 10 Megas de bajada desde el salón y gorroneando. Fli-pa.
5) Todo colocado, muero de calor.
6) Anda, si se puede ir sin pantalones.
7) Nevera vacía. Qué ojazos tiene la de las comidas preparadas.
8) Hora y media, 90 euros después, habemus comida.
9) Qué dia mas agotador. Me voy de fiesta!
Ya os mostraré mi nuevo hábitat valenciano, tiene unas cuantas cosas interesantes. Ya no es un doceavo, pero vivo solo. ¡Ué!
2)¿Y entonces, esta ducha también funciona?
-¿Para qué la quieres?
-Nada, por si alguna vez traigo a alg... da igual, olvidadlo.
3) Adiós papá, adiós mamá!
4) 10 Megas de bajada desde el salón y gorroneando. Fli-pa.
5) Todo colocado, muero de calor.
6) Anda, si se puede ir sin pantalones.
7) Nevera vacía. Qué ojazos tiene la de las comidas preparadas.
8) Hora y media, 90 euros después, habemus comida.
9) Qué dia mas agotador. Me voy de fiesta!
Ya os mostraré mi nuevo hábitat valenciano, tiene unas cuantas cosas interesantes. Ya no es un doceavo, pero vivo solo. ¡Ué!
jueves, 2 de septiembre de 2010
Instrumental
Para esta nublada mañana de jueves, un par de canciones/versiones instrumentales...
Ennio Morricone - BSO de "La Misión"
Guns'n Roses - Sweet Child O'Mine
Ennio Morricone - BSO de "La Misión"
Guns'n Roses - Sweet Child O'Mine
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Una historia de caballeros: Lancelot del Lago.
Según cuenta el roman medieval de Chrétien de Troyes, también autor de Perceval, la reina Ginebra había sido secuestrada, como es propio de romances de caballerías y videojuegos. Mientras un anciano y confuso Arturo intenta poner en marcha un plan de rescate, un misterioso caballero sale a toda carrera tras los raptores. Se trata de Lancelot, enamorado de Ginebra, tan desesperado por recuperarla que su caballo revienta en la persecución.
En esas estamos cuando aparece un enano conduciendo una carreta. En los romances los enanos y sus primos los jorobados son una especie de sindicato de cabrones: sólo aparecen para hacer todo el mal posible. Lancelot le ruega que lo lleve consigo para continuar la persecución y el enano accede, a condición de que monte en la parte posterior de la carreta. ¿Y qué tiene esto de malo? Pues que en el mundo celta la carreta era dónde se exponía a los criminales para escarnio público. Que un caballero se preste a ello conlleva inmediatamente su humillación y pérdida de honor.
Debido a esta muestra de amor y devoción, Lancelot va a recibir un torrente de desplantes e insultos contínuos que soporta con caballeresca paciencia. Hasta que en un banquete un caballero insolente termina por hacerle saltar las tuercas. Sigue un duelo a espada que Lancelot gana con facilidad. El insolente vencido pide clemencia; lo habitual en estos casos es perdonarle la vida bajo juramento de que nunca volverá a luchar contra uno y que irá a ver a su amada para contar cómo fue vencido. Pero Lancelot tiene otros planes:
Perdonadme la vida señor y haré cuánto queráis.
¿Haréis cuánto sea por conservar la vida?
Sí señor, cuánto os plazca.
Pues no te pido más que te subas a la carreta.
Gran lección la que nos da Lancelot: si no tienes pelotas para humillarte cuando es necesario, otro se encargará de humillarte a tí. Por supuesto el insolente no tiene redaños (prefiero morir antes) y Lancelot, que es bueno pero no tonto, lo decapita. De repente nadie recuerda ya más el incidente de la carreta y todo queda solucionado, pero surge un problema: con el insolente muerto ¿Quién hablará a Ginebra de su victoria? Así que Lancelot decide colgar su cabeza de la silla de montar para recordar contarle la anécdota en cuanto la haya rescatado.
Ahora imaginaros a Richard Gere haciendo todo eso. Ese es el motivo por el que me da la risa tonta cada vez que me hablan de ‘amor caballeresco’ aplicado a cartas de amor.
Texto fusilado sin reparos de aquí. Es un artículo llamado "Los 5 'yippy-ka-yey, motherfucker' de la historia de la literatura." y los otros cuatro son igual de entretenidos que el arriba mostrado. He elegido éste porque tal como lo leía me he imaginado a Lanzarote lanzado a espuelas, y no hay otra cosa que me guste más que una buena historia de caballería (y si encima es del ciclo Artúrico, ya ni os cuento =P).
En esas estamos cuando aparece un enano conduciendo una carreta. En los romances los enanos y sus primos los jorobados son una especie de sindicato de cabrones: sólo aparecen para hacer todo el mal posible. Lancelot le ruega que lo lleve consigo para continuar la persecución y el enano accede, a condición de que monte en la parte posterior de la carreta. ¿Y qué tiene esto de malo? Pues que en el mundo celta la carreta era dónde se exponía a los criminales para escarnio público. Que un caballero se preste a ello conlleva inmediatamente su humillación y pérdida de honor.
Debido a esta muestra de amor y devoción, Lancelot va a recibir un torrente de desplantes e insultos contínuos que soporta con caballeresca paciencia. Hasta que en un banquete un caballero insolente termina por hacerle saltar las tuercas. Sigue un duelo a espada que Lancelot gana con facilidad. El insolente vencido pide clemencia; lo habitual en estos casos es perdonarle la vida bajo juramento de que nunca volverá a luchar contra uno y que irá a ver a su amada para contar cómo fue vencido. Pero Lancelot tiene otros planes:
Perdonadme la vida señor y haré cuánto queráis.
¿Haréis cuánto sea por conservar la vida?
Sí señor, cuánto os plazca.
Pues no te pido más que te subas a la carreta.
Gran lección la que nos da Lancelot: si no tienes pelotas para humillarte cuando es necesario, otro se encargará de humillarte a tí. Por supuesto el insolente no tiene redaños (prefiero morir antes) y Lancelot, que es bueno pero no tonto, lo decapita. De repente nadie recuerda ya más el incidente de la carreta y todo queda solucionado, pero surge un problema: con el insolente muerto ¿Quién hablará a Ginebra de su victoria? Así que Lancelot decide colgar su cabeza de la silla de montar para recordar contarle la anécdota en cuanto la haya rescatado.
Ahora imaginaros a Richard Gere haciendo todo eso. Ese es el motivo por el que me da la risa tonta cada vez que me hablan de ‘amor caballeresco’ aplicado a cartas de amor.
Texto fusilado sin reparos de aquí. Es un artículo llamado "Los 5 'yippy-ka-yey, motherfucker' de la historia de la literatura." y los otros cuatro son igual de entretenidos que el arriba mostrado. He elegido éste porque tal como lo leía me he imaginado a Lanzarote lanzado a espuelas, y no hay otra cosa que me guste más que una buena historia de caballería (y si encima es del ciclo Artúrico, ya ni os cuento =P).
Disculpas.
Unos pocos afortunados aciertan con sus elecciones. El resto simplemente nos conformamos con poder escoger nuestra derrota.
Al menos, después de tantos derribos, me he levantado comprendiendo qué es lo que quiero. Con este recién adquirido (o renovado) conocimiento llega también la certeza de que tendrá que pasar mucho tiempo para que lo que busco venga a mí. No me importa. Ya he decidido que la próxima vez será tan definitiva como esté en mi mano, así que ahora lo que resta es aprovechar el tiempo.
Lamento lo ocurrido, pero hay demasiada gente rota deambulando por ahí, que por miedo, inseguridad o pereza no se atreven a darle el giro necesario a su vida. No seré de esos. Estaré exactamente donde y con quien quiera. Sin dudas.
Al menos, después de tantos derribos, me he levantado comprendiendo qué es lo que quiero. Con este recién adquirido (o renovado) conocimiento llega también la certeza de que tendrá que pasar mucho tiempo para que lo que busco venga a mí. No me importa. Ya he decidido que la próxima vez será tan definitiva como esté en mi mano, así que ahora lo que resta es aprovechar el tiempo.
Lamento lo ocurrido, pero hay demasiada gente rota deambulando por ahí, que por miedo, inseguridad o pereza no se atreven a darle el giro necesario a su vida. No seré de esos. Estaré exactamente donde y con quien quiera. Sin dudas.
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