Al principio no sabía ni que lo hacía. Después, conforme se iba volviendo más útil supuse que todo el mundo lo hacía tanto como yo. Hace un tiempo comprendí que se me daba bastante mejor que la media. Y ahora lo hago de forma consciente y disfruto mucho con ello. Principalmente haciendo predicciones sobre una persona cuando acabo de conocerla y después comprobando si se van cumpliendo o no. No suelo equivocarme, la verdad.
Una vez, eso me jugó una mala pasada. Conocí a una chica y transcurridas dos semanas en las que nos vimos un par de noches, hecha ya mi imagen mental de ella, quise comprobar de forma rápida hasta que punto era capaz de acertar. Con un folio, un lapiz y hablando, le empecé a contar lo que pensaba acerca de ella y lo que imaginaba de su forma de ser. Desde entonces no he vuelto a hacerlo, o al menos no con personas con las que no tengo mucha confianza. Aquella chica se asustó y estuvimos a punto de dejarlo. Adiviné demasiado.
Todavía no tengo claro hasta que punto es un proceso consciente o no. Si me preguntan sobre ello, puedo explicar sólo en parte qué me ha hecho pensar qué cosa. A menudo son gestos tontos, o simplemente elegir una palabra en vez de otra, pero es suficiente. La gente actúa como actúa siempre por algún motivo.
La gente actúa como actúa siempre por algún motivo.
ResponderEliminarTe sale bien porque tienes un "don" para intuír ese motivo que quizá los demás ni siquiera se plantean.
Un día vas a tener que tomar papel y lápiz y contarme cómo me ves a mí.
F.