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El amor son drogas. Demostrado científicamente. Es una pistola biológica que la Madre Natura, a.k.a evolución, nos ha puesto en la cabeza para evitar que nos vayamos a la mierda como especie. Es un tapa-defectos. Es lo que permite a las hembras permanecer vinculadas a los capullos que tienen como pareja hasta que engendran. Es lo que evita que dichos machos huyan de su hembra y su paquete en busca de pastos más verdes donde repartir su semilla.
Creo en el amor como concepto intelectual, del alma. No físico. El aceptar que una persona te ayuda a crecer, que tiene valía, que tu vida es mucho mejor con esa persona que sin ella. Eso sí tiene sentido. Las mariposas en el estómago, el sufrir en la ausencia, los celos, el dolor por las infidelidades... Todo eso son putadas que nos vienen impuestas y que debíeramos resistir.
Cojamos las infidelidades, por ejemplo. Hay quien se viene abajo, ¡hay quien perdona! cuando sufre una. Si la vida funcionara como toca, el desenganche de una persona que te ha sido infiel debería ser instantáneo. Lamento por el tiempo perdido, pero no por la persona que ha demostrado que no sabe mantener un compromiso, que ha mentido y engañado. Ha hecho eso, ergo no vale la pena, y como no vale la pena, no se sufre por la despedida. Y, sin embargo, duele.
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El "amor" y esos caminos en situaciones evidentemente en contra. Cuando uno debería entender que hay muchos peces en el mar, que éste no toca, que sólo se va a complicar la vida... ahí está la avalancha de hormonas que te hacen pensar que la decisión más sensata es empezar a salir con esa chica que conoces de hace sólo tres semanas y que ya se ha liado con dos tíos mientras está contigo. ¡Claro, por qué no! Y allá vas.
Debo confesar que vivo de forma escéptica a estos sentimientos (¿se nota?) y a pesar de eso me veo incapaz de controlarlos. Una anécdota personal: hace unos años me despedía de una chica en una estación de autobuses. Mi novia, para ser exactos. Sabía que nos veríamos de nuevo a las pocas semanas y que mientras íbamos a estar en contacto (teléfono y messenger por aquel entonces). Pues bien, en el momento de pronunciar las palabras de despedida, noté de pronto como si me hubieran comprimido por dentro, se me humedecieron los ojos y supe que ya no había forma de pararlo. Llorando como un niño pequeño en medio de la estación. Se me iba la hembra, claro. Si nos fuera fácil soportar los abandonos pocas parejas durarían lo bastante para procrear. Y sabiendo que todo era cosa de las hormonas, sabiendo racionalmente que no pasaba nada, que era una despedida temporal, ahí estaba yo, totalmente descontrolado. Mi cuerpo me había vendido.
No me gusta el concepto de "amor" como suele entendersse. No me parece justo ni necesario. Es algo que coarta la libertad de decisión, que nubla las decisiones y nos hace emprender acciones autodestructivas. Tal cual lo pienso y tal cual lo escribo.
Y sí, yo he querido y he estado enamorado. Esto viene de un estudio de campo. Y soy feliz.