jueves, 1 de octubre de 2009

Pasos.

La gente normal mide su vida por el paso de los años. Otros, más místicos o cantores, pueden medirla por el paso de primaveras, otoños o inviernos. Veranos los más optimistas, aunque casi nadie lo dice (será por lo cortos que son y así no parecer demasiado jóvenes). Se puede medir también por los sitios en los que se ha vivido, los trabajos que uno ha tenido, etc. Yo, si tuviera que dejar de lado el calendario gregoriano (es el nuestro, ¿no? beu, ¡necesito tu historicismo!) supongo que lo mediría por mujeres.

Toma ya.

No, que no se me entienda mal. No es que haya estado con tantas como para constituir una medida permanente de tiempo (hoy hace 2 martas y una natalia que...), sino que pensándolo bien, siempre ha habido una y sólo una mujer en cada etapa de mi vida. Ella en cuestión vio los cambios, seguramente cambié con/por ella, y estuvo en todo momento presente, de una forma o de otra. Ella, ella, ella... Sin nombres, gracias.

Esto viene porque últimamente, supongo que por casualidad, me ha salido varias veces el tema de "qué hacer cuando no te corresponden". La última fue tras ver "el Pagafantas", película que merece mucho la pena, por cierto. Sin soltar spoilers, diré que mi argumentación principal tras verla fue que nunca hay que estar detrás de una mujer demasiado tiempo. Que ninguna vale vivir ansiado por una palabra suya (aplíquese también a los hombres), y que sólo hay que perseguir las cosas hasta cierto punto.

Claro, después pienso en lo calzonazos que era de niño, enamoradizo y bobo, y si me pregunto cómo he llegado a esto la respuesta es una etapa. Y una mujer que me acompañó en ella, precisamente la que me hizo dar el paso de esa forma tan brusca que sólo las quinceañeras conocen. Hoy en día me he librado de muchos palos gracias a lo que aprendí entonces, y creo que se lo debo a ella.

Y el post me surge porque leyendo lo que ella escribe ahora desde alguna parte del mundo pienso que ha crecido muchísimo, y que no volvería a jugársela así a nadie. Con sus veintipico y sólo por su forma de narrar o expresarse, parece que dista años luz de la niña que me hizo romperme tanto la cabeza en un intento de que me quisiera. Y el último pensamiento es que si ella hubiese sido por aquel entonces buena persona, madura, y no me hubiera dejado estar tanto tiempo detrás de ella a base de pistas falsas solo para sentirse mimada, yo seguramente sería ahora mismo el mismo pringado que era entonces. Es decir, como diría mi profesor de Transmisión de Datos: "esto, que parece una putada, en el fondo es bueno". O, más trivialmente, lo que no mata, hace más fuerte.

Otro día hablaré de las otras dos...


PD: El próximo post será más fácil de leer, prometido. Es que necesitaba condensar pensamientos.

4 comentarios:

  1. hay gente, como yo, quizá como tú, a la que no nos han dejado amar. Eso nos convierte en terroristas emocionales. Nos ata a una inmadurez perpetua y usamos nuestros afectos, incluso el sexo, como un elemento de venganza.

    Luego echamos la vista atrás y vemos que nuestras victimas han constituido, dando el afecto que nosotros pretendíamos robarles, el armazón sobre el que hemos construido nuestra vida.

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  2. Me ha encantado este post. Y contar el tiempo de tu vida por las mujeres que estuvieron a tu lado me parece precioso, aunque lo que aprendiste fuera doloroso o, por lo menos, doliera el aprendizaje.
    Yo he estado tanto tiempo sola que si lo contara por hombres no tendría ni dos años, así que como lo de cumplir primaveras me gusta, optaré por otra forma de cómputo.

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  3. yo tb eso he pensado de contar mi vida por hombres eh jajaja

    y sí, es el gregoriano.ahora en diplomática estoy aprendiendo por ejemplo a pasar fechas! de era hispánica a la nuestra actual, x ejemplo jaja muy útil para leer textos antiguos.. blablabla :D

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  4. Si yo contara mi tiempo por hombres... acabaría muy rapido. En esa misma dinámica me decanto más por "Pre-" y.... durante. (Y esperemos no tener que contar con un "post").

    ¿Que tal todo por ahi arriba por cierto?

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