Creo que lo único que puedo decir hoy es que tengo ganas de enterrarme en algún lado y que nadie sepa donde estoy, que me gustaria tener una forma ingeniosa de decir que creo que voy a intentar vomitar a ver si se me pasa un poquito la angustia, y que lo peor de todo es que no sé ni por qué pasa esto. Que será la falta de sueño o que realmente no sirvo para esto, pero que de seguir así voy a tener que echar el cierre, este lugar no se va a convertir en un lugar para compadecerme y dedicar frases emo-pegajosas sobre lo chunga que es la vida.
Qué coño. Vamos a cagarnos un rato en todo, que para algo este espacio es mío.
¿Cómo me llamé aquella vez? ¿Álvaro? Creo que sí. Bueno, pues Álvaro lo sigue dando todo al 100% cuando toca darlo, aunque a ratos cree que se va a comer junio con patatas y otros piensa que le van a sacudir. No tiene ni zorra de cómo se las va a apañar de aquí a dos meses, porque su mala ostia se ha vuelto parte permanente de su vida y no sabe por qué. ¿Fué esto lo que firmó? Si todo el mundo lo decía sería por algo. Ella no tiene que preocuparse. No lo ha traído, ya estaba allí. Sólo que ahora sale semana sí, semana sí y alguna otra que no, y me está jodiendo el karma ligeramente. Azul barro debo de tenerlo (fíjate, me descuido y vuelvo a intentar algún lirismo. Qué pena, mare).
Yo me fío de mi sombra. De mi perro seguramente también, no sería la primera vez que amenaza a alguien por creer que iba a hacerme daño. Los gatos le acojonan, eso sí, pero ya estoy yo para darles una buena patada. Amo a los animales, por supuesto (al buitre carroñero al que más), pero una cosa es ser bueno y otra gilipollas. Y si vienen a joder, a patadas. Qué menos. Como decía, me fío de mi perro, de mi sombra, y al margen de lazos familiares, poco más queda.
Si es que el problema es que la peña no sabe qué coño es guardar la cara. A sí mismos sí, por supuesto, y en todo caso a su pareja, pero no poca gente tiene la lengua lista por si toca vender a alguien por cualquiera de esas razones. No es tan complicado, joder. Se llama integridad. No se trata de traicionar a alguien para ayudar a tu novio, se trata de que hay cosas que no tienes por qué hacer o hacerle a nadie.
Y me guardo la de echarse de menos una vez al año, pensar que el capullo va antes que los amigos, o el ego, o vete tú a saber qué. No por nada, sino porque ya está entrando sueño. He cumplido, otro día más. Lo importante.
Mmmh... ¿qué ocurre, Alvarillo? En serio... me ha rayado un rato largo :/. Así que espero que en cuanto tengas un rato libre, hablemos y no me digas "nah, no era na", capichi? Un besazo :***
ResponderEliminarHay días, meses, semanas, incluso años enteros que son para arrancarse la piel a tiras y así tener algo que te impida seguir pensando y sintiendo la mala leche que te produce el mundo circundante. Haces más que bien en desahogarte en tu blog que para eso es tuyo. Saludos a tu perro y a tu sombra y mucho ánimo.
ResponderEliminarNada a la mierda con todo menos con tu perro y tu sombra...
ResponderEliminarAlguien me dijo ayer que la base de cualquier relación (de cualquier tipo, se entiende) era la confianza...cuando eso no está, puede ir bien al principio, pero después todo se jode.
ResponderEliminarYo suelo confiar en todo el mundo. A la larga, no va tan mal.
Anda, mira un rato al cielo, que seguro que mañana sale el sol, ¡chipirón!
(ánimo)
Vaya tío, no te conozco, pero te leo desde hace poco y creo que tus visceras y tu cerebro tiran en direcciones opuestas...
ResponderEliminarhace un año me vi con ganas de cambiar mi estomago por la nada, a ver si dejaba de dolerme...el tiempo todo lo arregla, y si trae dolor, al final lo acaba calmando.
Go on!