Desde que tengo un mínimo uso de razón (los domingos de misa en el pueblo cuando era niño no cuentan) me he alejado todo lo posible de cualquier cosa relacionada con la Iglesia Católica. Me parecen repugnantes las políticas mantenidas desde el Vaticano (el SIDA, el ocultamiento de abusos a niños, el ataque a homosexuales) y me hacen gracia las estupideces creacionistas. No creo en un Dios que actúe en el mundo real, que vaya a condenarte por pertenecer a otra religión, o que por el mero hecho de no estar bautizado te pueda mandar al infierno.
Lo dicho, no caso yo demasiado con la Iglesia. Sí que es cierto que hacen algunas labores importantes en el mundo de hoy en día, pero creo que podrían desempeñarlas igualmente ONGs y sin el trasfondo "siniestro" que tiene la Santa Madre.
Sin embargo, una cosa que yo no terminaba de tener muy clara era por qué, si hay tantos puntos negros a la vista, todavía hay esa enorme cantidad de gente católica. Concretamente, me preguntaba por varios conocidos míos, catequistas, decentes y buenas personas. Racionales. Defensores de la religión católica pese a ello. ¿Por qué? ¿cómo podían defender la actitud de su Iglesia siendo como son? La respuesta me vino de una muy buena amiga mía, el día que tuve la oportunidad de hablar con ella sobre sus creencias.
-Pero tú de verdad crees en la Biblia? En el Dios todopoderoso y esas cosas? Yo se que eres una persona con cabeza. Que te hace gracia el celibato hasta el matrimonio, que respetas a los homosexuales tanto como a los heteros y un montón de cosas más... ¿Como puede ser? ¿Eso no es ir en contra del papa, de los obispos, de la Iglesia?
-Pero es que la Iglesia somos todos! Los obispos que salen por la tv, el Papa... nos dejan mal al resto. La Iglesia somos todas las personas católicas, y no solo ellos. Lo que dice la Biblia... hoy en día nadie se lo cree. Aún así, es nuestra religion, y para ser cristiano no tienes que estar de acuerdo con los de arriba ni con las inventonas que se pegan algunos. Basta con creer y actuar. Es ser parte de algo más grande, mayor que tú, y que sirve para hacer bien.
Y la conversación siguió. Podéis adivinar que a partir de eso, mis prejuicios se vieron bastante reducidos (no es que antes pensara que todos los creyentes estuviesen locos, pero...). Si hay mucha gente como ella entre los fieles católicos, entonces no tengo tanto que objetar contra la Iglesia. Sí contra los sinvergüenzas que están arriba, pero... nunca hay que generalizar.
Y como recompensa por el texto, dos canciones que me he encontrado ultimamente (las dos relacionadas). Son tranquilitas pero...
Y esta tiene su poquito de historia. Es la apertura del juego Civilization IV, al que me vicié taardes y taaardes y noches y mañanas, y nunca supe que la canción que enganchaba tanto de la introducción era un Padrenuestro en otro idioma. "Baba Yetu":
Es un comentario interesante. Y llega justo en un momento interesante de mi vida. Si tengo que hablar de mi caso particular, te cuento que desde chica pertenezco a una familia de tradición religiosa protestante practicante, pero no sólo orientada a ir los domingos "a cumplir con Dios", sino a incentivar a cada uno a buscar su propia fe y su relación con Dios en forma personal. Es por eso que desde hace un tiempo mi relación con la iglesia protestante entró en una especie de crisis que condiciona, de modo indirecto, mi modo de ver o percibir la fé. Y es por eso que, contrariamente a tu proceso, estoy viendo quizás en la Iglesia Católica una opción diferente a lo que conozco hasta ahora. Si bien todavía no me animé a participar, es una idea que anda dando vueltas en mi cabeza. Me parece muy oportuna la respuesta que te dio tu amiga, que sirve tanto para la Iglesia Católica como para la Iglesia Protestante o cualquier otra organización religiosa. Las fé no tiene fronteras y excede al ámbito de la religión con sus normas, tradiciones, jerarquías, etcétera... son dos cosas bien distintas: al menos para mí, la religión es toda la institución (con los curas, los abusos, las discriminaciones, etc) y la fé pasa por la creencia personal de cada uno, el deseo de conectarse con Dios y con los demás que creen lo mismo de un modo especial, en intentar poner en práctica todo lo que se dice de palabra (o al menos lo más que se pueda, porque somos humanos y falibles)... en fin, esos dos ámbitos que deberían ir de la mano pero en tiempos de corrupción han tenido que separarse, y está bien que así sea. Porque hasta ahora, yo no he sabido que Dios reciba un solo peso de todo lo que se reauda acá en la tierra o que haya comentido alguna atrocidad contra un niño. Sólo sé que la Iglesia está compuesta por personas, hombres y mujeres que se equivocan y cada uno deberá rendir cuenta a su debido momento.
ResponderEliminarDesde hace un tiempo me esfuerzo por no creer ni en dios, ni los salvadores, ni en la llegada de un futuro mejor que no implique la acción directa del ser humano o un mínimo gramo de Gracia o Providencia divina. Sí, me esfuerzo. Pero me gustan las personas que son como tu amiga, que creen con el alma y el cuerpo y que lo hacen libre y autónomamente, al margen de la jerarquía eclesiástica y los textos sagrados (al menos al pie de la letra).
ResponderEliminarTu amiga no es cristiana, pero no católica, lo que pasa es que aun no se ha dado cuenta.
ResponderEliminarSer católico implica comulgar con la biblia y con todo lo que dicen los de arriba. Condición imprescindible para pertenecer al "Club".
Me quedo con una frase de Fernando Savater que viene como anillo al dedo para esta ocasión:
"Las religiones también son como el vino: hay gente a la que le sienta mal y gente a la que le sienta bien. Hay personas que con dos copas se vuelven locuaces, abiertas y desinhibidas; otros se vuelven brutos y groseros con la misma cantidad. Con la religión, hay gente que mejora y se purifica y para otros es una fuente de resentimiento, mojigatería y condena a los demás."
Fallo garrafal: En la primera línea quería poner que tu amiga "Es cristaina, pero no católica"
ResponderEliminarCon lo de "cristaina" lo has apañado ;) Pero la verdad es que el hombre tiene más razón que un santo.
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