viernes, 6 de febrero de 2009

Tras una ruptura.

Una pena quita otra pena y un dolor, otro dolor.

Ante estas dolorosas situaciones, una persona sin demasiado conocimiento de sí mismo, ni del momento en que se halla, tiende a solucionar las cosas yéndose a dos extremos, totalmente opuestos:

a) Acercarse, rogar, suplicar, mendigar cariño y atención a la persona que desea separarse de él,

o

b) Desaparecer por completo, quemar recuerdos, no atender llamadas, cambiar de vida, romper por completo con la vida anterior y, en definitiva, desarrollar odio y rencor hacia la (según él), causa de su lamentable estado.

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Aquí tenemos una práctica lectura que nos sitúa en la mitad de estos dos extremos (in merita virtuus, que se dice en latín). Una clara instrucción, aprendida de padres a hijos desde hace miles de años, que nos mecerá suavemente entre las dos decisiones, con el fin de no caer en la destrucción de la autoestima, ni dejar que el odio nos invada miserablemente.


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Sin embargo, para muchos no es válido; muchos entran pidiendo la fórmula mágica. Las palabras para que esa persona vuelva. El libro puédelotodo que se lee unas horas y todo vuelve a la normalidad.
Sentimos deciros que no hay libros que consigan que una persona 'vuelva'.


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Por fortuna… o más bien por desgracia, no hay pases mágicos para esta ‘promesa’. Lo que hay es (aún peor) un forzado cambio de actitud, maquillar la personalidad, ponernos máscaras que jamás utilizamos. Y así, el ‘truco’ para ‘recuperar’ (debemos entrecomillar eso de ‘recuperar’, ya que parece que se habla de un objeto perdido) a la ex pareja, pasa por actuar distantes, fríos, evitar sus llamadas, contestar a los e-mails mediante frases prefabricadas e incluso 'buscarse un romance extra, aunque no mucho no interese'. El caso es estar con alguien, lo primero. Y procurar hacer daño a la ex pareja, lo segundo. Fantástico.

¿Qué se obtiene al final? Pues estas ‘técnicas’ lo dejan todo muy claro: se cambia por completo a una persona, haciéndola ser como nunca fue. Sacar a un clavo con otro clavo (fomentando su dependencia de una relación sentimental para ser feliz) y, lo peor, hacer daño a una persona, tratándola como un objeto con el que ‘asustar’ a la antigua pareja.

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Roma no se construyó en un día, de la misma manera que un sufrimiento no se apaga leyendo un único libro, por mucha razón y sabiduría que tengan sus páginas.

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Cuando una relación se rompe, se manifiesta el verdadero interior de las personas: si somos cojos y nos quitan la muleta, cojearemos y no podremos ocultárselo a nadie.

Hay que utilizar ese tiempo para volver a ser fuertes.


Artículo completo.

3 comentarios:

  1. Ná es eterno, concluyó Camarón.

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  2. A veces se pasa por los dos extremos e incluso se alterna... Una pena.

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  3. La verdad que en cuestiones de amor y desamor no hay reglas , pero ser uno mismo y fuerte ayuda ...y hay muchos peces por ahi .....yo las dependencias las odio ...

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