martes, 20 de enero de 2009

La motivación.

Hoy voy a hablaros de un amigo mío. El se reconocerá en el texto pero, para el resto, le llamaremos Alex a partir de ahora. Alex estudia ingeniería de caminos, segundo curso. No es que sea un genio, pero se le dan bien los estudios, y además es capaz de echarle las horas que hagan falta.

Tuve una conversación con él hace ya tiempo que me dejó bastante impresionado. Rondaban mediados de julio, y él acababa de terminar primero de carrera. Resultado: pasó limpio, con una media de 8.5 y 3 matrículas de honor. En primero de ingeniería. Le felicité y le dije la típica frase que no esperas que caiga mal. "Supongo que tus padres estarán encantados". Cuando torció el gesto, me di cuenta de que le había metido el dedo en la llaga. Sus padres, claro. La "motivación".

Desde pequeño, Alex estaba acostumbrado a llevar buenas notas a casa. Todo lleno de puntitos verdes en la guardería (exceptuando los de limpieza, el chico solía hacer grandes chapuzas por las ganas de terminar pronto). P.A + en el colegio, y sobresalientes en el instituto. Sus padres le felicitaban, claro está, pero cuando entró en cursos superiores (la ESO, bachillerato), empezó a sentirse un poco... desmotivado. No se sentía reconocido, y aunque se daba cuenta de que eso era un poco egocentrista por su parte, le fastidiaba igualmente.

Al final, él acabó considerando casi normal. Pero yo me sorprendía cuando me contaba que, una vez en bachiller, habiendo sacado casi todas las asignaturas con 9 y 10 de nota, sus padres le sermonearon por un par de notables. "¿Y esos ochos por qué son? Espero que no te estés descentrando, ¿eh? Más te vale estudiar". Él estaba un poco chafado, pero le daba la razón a sus padres. Decía que las ciencias tampoco eran tan difíciles, y que se esforzaría más. 9'9 de media en bachiller.

Llegó a la carrera. Y se dió cuenta de que hasta entonces no había sabido lo que era estudiar. Sé de lo que habla, yo también hago ingeniería, y primero es un año muy muy jodido. La metodología es distinta, exámenes de 4 horas y media, trabajos y prácticas todo el año... Es cierto que puede tenerse algo de vida social, pero a costa de quemarte bastante. Y él lo hizo. Pasó limpio, dejando asombrado a más de uno, y con 3 matrículas de honor. Y entonces, orgulloso de sí mismo, cometió el error de enseñarle las notas a sus padres.

-Está muy bien, enhorabuena. Pero como se nota que el nivel de las carreras ha bajado.
-¿Cómo?
-Con lo que estudias, no es para que tengas esas notas. Si tú en el fondo eres un vago.
- ...

Y la conversación siguió. He de reconocer que me cabree al oir lo que pensaban sus padres. ¿Qué clase de motivación era esa? ¿Desde cuando es inteligente hundir la moral de tu hijo? Él por fuera estaba tranquilo, pero se le notaba un poco trastocado. Le pregunté que por qué no lo mandaba a la mierda todo, y se dedicaba a vivir de parranda, como la gran mayoría de gente de nuestra quinta. Así quizás sus padres sabrían lo que es tener un hijo vago.

"Pero es que a estas alturas pueden pensar lo que quieran. Me jode un poco, no lo niego, pero ya tengo asumido que si quiero motivación no va a venir de ellos. Las palmaditas en la espalda me las doy yo mismo, porque sé que soy bueno y que lo que hago no es fácil. Es cierto que podría esforzarme más, pero prefiero vivir un poco. Y mi carrera me encanta y voy a hacerlo lo mejor que pueda. Por mí."

Así que tira adelante por sus huevos. Porque nada le empujaba a esforzarse, y lo hace por él mismo, porque puede y quiere. Una de las lecciones que yo creo más importantes la tiene ya asumida.

Así que, mirándolo con retrospectiva, quizás no sea un error tan grande la actitud de sus padres.

6 comentarios:

  1. Primero que nada felicita de mi parte a Alex.
    A mi me pasó algo parecido en la vida pero no con los estudios... La suerte que tuve es que esa lección la aprendí pronto. Todo lo que hago en la vida es por mi, para superarme, para enorgullecerme, para saltar de alegría... no espero que nadie me felicite por las cosas que hago bien, mi papá siempre me enseñó a dar lo mejor de mi en todo.
    Tampoco voy a negar que si te felicitan por algo no se me dibuje una sonrisa estúpida en la cara jajajaj

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  2. Olé por sus huevos. Ese tío sí que es inteligente.

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  3. pues yo creo que una persona debe ser capaz de hacer las cosas por sí misma sin necesidad de que las dos figuras más importantes que hay en su vida (de primeras) no le valoren.
    es como para aprender una leccion. no siempre tienes que pegarte el batacazo antes...
    y siempre necesitas que te valore alguien, puede que principalmente lo hagas por ti, pero nunca viene mal un empujon extra.

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  4. Pero siempre, de alguna forma u otra, sigues esperando que tus padres se sientan orgullosos... Por lo demás, por supuesto que estudiamos y vivimos por nosotros y para nosotros.

    Ánimo para todos los que empiecen los exámenes... sean cuales sean los resultados ;)

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  5. Hola.

    Alex, lo voy a decir clarito, ¡OLÉ POR TUS PELOTAS!

    Fijo que nos hemos visto, aunque sea por los pasillos o algo, porque yo estoy en teleco; pero vaya tela...menudo crack, encima que te sacas el pimer curso, que es un "poco" pesado, todo limpio, con tres matriculas una media de envidia... ¡yo te doy esas palmaditas en la espalda!

    Un saludo y ANIMO!

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  6. Yo sufrí algo más o menos parecido.

    En la escuela primaria me iba tan bien que mis papás se habían acostumbrado. Y ya no les causaba sorpresa firmar los 10 en mi libreta.

    Entonces en la escuela secundaria me dediqué a hacer todo mal. Esforzarme lo menos posible. Llevarme materias a rendir en el verano. Sacarme 6, 4, 2.....

    Luego entré a la universidad... y me costó (creo que me sigue costando) volver a mentalizarme que no puedo sacarme notas bajas por deporte.Ahora tengo que estudiar en serio y perdí el ritmo y la costumbre. Igual que como le pasó a Alex, no tenía idea de lo que era verdaderamente el estudio hasta que empecé la carrera.

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Di "amigo" y entra