miércoles, 6 de agosto de 2025

Diario de una Ruptura - Día 19

Me he levantado tranquilo, he hecho alguna broma, me apetecia hablar....hacia tiempo.

Estoy cogiendo esa calma y perspectiva que decías. Gracias a eso, veo que hubo avisos desde mucho antes que fallase todo. Qué desastre. "Vamos a estar juntos semanas este verano, sin definir lo que somos, vamos a convivir. ¿No? ¿Prefieres definir algo para protegerte? Vale, mejor no nos hablamos ni nos vemos durante dos meses porque necesito descansar de ti. Nada, olvídalo, esto me duele, te dejo". Y tantas otras cosas que acepté. No estoy enfadado contigo, se que no hiciste nada a malas. Pero por tu bien acepté demasiado, por salvarnos. 

Si pedirte acuerdos fue control e imponer normas, pero cuando me los pedías era crecimiento y trabajar juntos. Si clarificar hechos es invalidar sentimientos, pero a veces no podía decir tres frases sin que te me cortases, bufases o me mirases mal. Si la sinceridad es indispensable, pero cuando me falta es que no es relevante o, peor, no te he dado espacio seguro para hablar y has tenido que ocultarme cosas. Si había que reconocer lo que te dolía, pero lo que me dolió a mí no se podía tratar sin que volviese a girar a ti. Si hablarte mal era agresividad, pero tú lo tenías que hacer para tener espacio seguro o porque no podías vivir controlando cada palabra. Si cogerme unas horas tras una discusión era hacerte sentir abandonada, pero ser alejado semanas era imprescindible. Si el compromiso, la responsabilidad afectiva y la seguridad del vínculo eran críticos... hasta que no te quedó otra opción que sacrificarlos. Si tenerse en cuenta para el futuro es imprescindible pero puedes pasarte meses pensando en dejar a la otra persona. Si es inaceptable no poder ponernos una etiqueta aunque te diga que el compromiso y el trabajo estará ahí, pero es válido anunciar que no hay compromiso que valga. Si mi autocrítica era imprescindible, pero tú no tomabas ninguna decisión, todo era inevitable.

Tendría que haber sabido que aunque me arriesgase a perderte, tendría que haberme plantado antes. Quizá te hubiera perdido antes, pero puestos a perdernos igual, al menos no me hubiera inmolado en el proceso. Duele, pero si hay que podar, es mejor hacerlo pronto. En ausencia de cambios, lo que duele no aprenderá a cuidar.

Justo a tiempo para el festival.

Hace dos meses pensando que estaría descontando horas para verte. Que estaríamos en la playa, en la casa, bailando en la carpa de latino.

Hace un mes pensando en cómo iba a ser capaz de aguantar sin escribirte, que me lo pasaría pendiente de ti.

Hoy... quiero estar con mis amigos. No te voy a escribir. No voy a tener ni que esforzarme. No quiero que vuelvas con la inestabilidad, las dudas, el daño constante. Pensar en eso me da rechazo. No niego que si dieras tú el paso, por una vez, me costaría decirte que no. Porque sería un cambio, una señal de que quizás te has planteado asumir responsabilidad y coger tu lado de la cuerda. 

Por suerte los dos sabemos que no lo harás. Y con esa tranquilidad paso los días. Yo no espero mensajes.

Tuve razón. En pedirte clarificaciones, en pedirte contacto, en romper la distancia cuando lo necesité. En cortar las partes del vínculo que me recordaban que no estabas porque no querías, aunque eso te hiciera saltar y dejarme. Si no, hoy, como todo el mes, hubiera estado en la duda constante y sin empezar mi proceso. Sin poder disfrutar ni ser feliz, en la medida que pueda. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Di "amigo" y entra