miércoles, 6 de agosto de 2025

Despedida y cierre

 No quería escribirte, porque escribirte era soltar, y soltar era perder. Perderte. Así que me mentí. Me dije que ya me había despedido, que no hacía falta escribir esta carta… pero mentí. No quería despedirme, no quería que fuera el final. Pero va tocando irse.

Fuiste lo mejor que tuve. Me devolviste las ganas, el cariño, la pasión, el cuidado. Es curioso que llegaste cuando más te necesitaba y cuando más te necesitaba te hayas ido.

Aguanté. Me rompí. Esperé. Y volví a aguantar.

Me aferré a tus palabras, a tu esperanza, a tu puerta abierta. Pero no puedo vivir así, incluso aunque volvieras esperaría siempre tu próxima huida, tu “lo siento, pero tengo que ir… pero quiero volver, espérame”. Te mantuve la puerta abierta, las luces encendidas, la mesa puesta. Y me helé.

Ahora me toca volver, cerrar, decir adiós. Me toca cuidarme y hacer camino sin ti. Dijiste que al final siempre nos reencontrábamos, y yo te respondí que solo porque siempre nos habíamos querido buscar. No será así.

Ahora me toca volver, cerrar. Decir adiós. No a ti —eso ya está—, sino a la esperanza. 

Te dejo ir.


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