sábado, 15 de septiembre de 2012

Rayuela (II)

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada día la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara (...)

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí mismo como una luna en el agua. 

Julio Cortázar, Rayuela.

2 comentarios:

  1. Hola, acabo de caer por casualidad en tu blog y me fascinan las dos últimas entradas. Los tengo recientes ambos, y ambos me han encantado. Y me gustan los fragmentos que elegiste. Un saludo!

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  2. Hola jane! Espero que hayas caído bien :p me alegro de que te gusten y coincidamos. Yo aún tengo pendiente Rayuela, seguramente acaben cayendo más textos por aquí...

    Un saludo!

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