jueves, 13 de septiembre de 2012

Nacidos de la bruma

–Oh, niña. ¿Cuándo dejarás de preocuparte y te dejarás amar sin más?

Vin negó con la cabeza.

–No es tan fácil.

–Pocas cosas lo son. Sin embargo, te digo una cosa, Vin. Hay que permitir que el amor fluya en ambos sentidos: si no, entonces no es verdadero amor. Es otra cosa. Capricho, tal vez. Sea como sea, algunos nos convertimos demasiado rápidamente en mártires de nosotros mismos. Nos quedamos a un lado, observando, pensando que hacemos lo adecuado al no hacer nada. Tememos el dolor… el nuestro y el del otro. – Le apretó el hombro-. Pero… ¿es eso amor?

***

–A primera vista, la llave y la cerradura en la que encaja pueden parecer muy distintas. Diferentes en su forma, diferentes en su función, diferentes en su diseño. El hombre que las mira sin conocer su verdadera naturaleza puede pensar que son opuestas, pues una sirve para abrir y la otra para mantener cerrado. Sin embargo, examinándolas con atención, se ve que sin una la otra no sirve para nada. El hombre sabio ve que la cerradura y la llave fueron creadas para el mismo propósito.

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