domingo, 12 de febrero de 2012

Such a loser.

Sé que hay muchas personas, o al menos ese es el tópico, que se quejan de no comprender a otras. Les gustaría encontrar el sentido a ciertos actos ilógicos o irracionales, o actitudes aparentemente erráticas de sus congéneres de sexo opuesto. Yo últimamente me encuentro deseando lo contrario: me gustaría no entender.

En mi filosofía de evitar los jaleos y complicaciones, a veces se me hace más complicado esquivar lo que no se me pide en voz alta. Porque algo hablado se puede desviar o moldear o rebatir, pero el ansia primaria que desprenden ciertas frases es simplemente demasiado. El tono de fondo, la envolvente, el pensamiento que no está ahí, pero está.

Hay veces que me agobio. Que me gustaría coger a alguien y zarandearlo y decirle que yo no valgo tanto, que no me pida cosas sin pedirlas que no le puedo dar. Quiero decirles que no espere nada de mí, que ponga su carga de "no me falles" en otra persona. O que por lo menos me lo diga, que me necesita. Pero a cambio me dan su fachada dura, sin tenderme la mano, pero esperando que la mía se quede abierta para ellos. Veo su orgullo y veo debajo lo que me piden. Se me parte algo, pero no puedo y no quiero y no se lo merecen. Y aún así.

2 comentarios:

  1. Por partes:

    - Entender te da ventaja. Míralo así.

    - Evitar, evitar, evitar. Lo mires como lo mires, evitar suele ser siempre un problema. Incluso cuando evitas cerrando los ojos fuerte a ver si así pasa más rápido, después vuelve con más energía.

    - ¿Cuál es el problema de decir todo eso en voz alta? Con empatía y asertividad, por supuesto.

    :)

    ResponderEliminar
  2. Al menos si lo pidiera, podrías aguantarlo más...

    ResponderEliminar

Di "amigo" y entra