domingo, 5 de febrero de 2012

La búsqueda del asesino.

Vestía de forma sencilla, mallas y túnica azules. Lucía agujeros para pendientes en las orejas, pero no llevaba ninguno, como tampoco tenía anillos en los dedos. Se sentaba no muy lejos de mí, rasgueaba las cuerdas de su arpa y cantaba. Era agradable escuchar de nuevo el acento de Gama, y las canciones conocidas de los ducados costeros. A veces hablaba conmigo. No conversábamos. Ella hablaba sola en la oscuridad y yo casualmente estaba cerca, como hablan algunas personas con sus perros.

2 comentarios:

Di "amigo" y entra