viernes, 15 de agosto de 2008

Impulso.

A veces llega un cosquilleo en los dedos, y sin tener un motivo especial decido que voy a tratar de escribir algo. Es el segundo tipo de textos. Los primeros, de desahogo, suelen amontonarse en determinadas épocas del año (véase otoño). Estos por el contrario son conscientes y más cuidados, aunque carezcan, quizás, de la fuerza de escribir con el corazón en la mano.

Desde hace un tiempo no escribo, estoy perdiendo facultades. Quizás es que sea como esa clase de pez que, además de empezarse por las espinas, solo se vuelve fuerte si nada contracorriente. Supongo que necesito sentirme vivo para vivir, por más que entienda que esa no es la actitud.

¿Alguien ha visto Carros de fuego? En ella, tras la carrera final, encontramos a nuestro protagonista en los vestuarios, desolado tras alzarse por primera vez en su vida con la medalla de oro.

-¿Qué le pasa?
- Ha ganado. Ha llegado al fin, ya no tiene objetivo que superar. Por eso está así.

Así soy (quizás, quizás), encuentro fracaso hasta en la victoria. Afortunadamente eso sólo sucede en ocasiones. Otras, ¿la mayoría?, soy consciente de que así no llego a ninguna parte, y pongo en marcha la maquinaria para hacerme cambiar de parecer (si lo consigo con los demás, cuánto más fácil será conmigo mismo).

O simplemente me doy cuenta de que la victoria nunca es total, que siempre hay algo más allá por lo que luchar. Sea lo que sea, nunca me encontraréis llorando en un vestuario.

Con todo, no me toméis en serio. A fin de cuentas, éste ha sido consciente.

3 comentarios:

  1. la victoria nunca es total, siempre puedes optar a mas. es lo bueno y lo malo de la vida... siempre luchando...

    muas!

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  2. yujuuu!!!
    te firmo dos veces, ke wai ke soy,joder..xD

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