Después de darle vueltas un rato a los problemas, a veces surge una vocecilla que al escucharla consigue que se te comprima el pecho. Sabes entonces que has dado con la razón real, el punto común a todo.
Te lo mereces.
O, como decía una pintada en un muro: "Estar solo no es casualidad".
Me gusta mucho y...¡¡es verdad!!
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