martes, 28 de agosto de 2012

3:01

Uno no canta las saetas, las piensa, escribe y afila. Dejándolas en un ladito por si hicieran falta.

Es mejor que no. Salirse del caos mundano, sentarse en algún lugar por encima de las nubes y los humos, con el viento en la cara.

Aún nos quedan unos cuantos trucos que inventar, y las barajas gastadas hace tiempo que no se pierden a ningún incrédulo. Los juegos de alma son tan buenos que engañan incluso al que los practicaba. Pero ya no más. Porque creo que lo he visto, amigo.

"Este niño se nos va a descalabrar, se murmuran entre todos al pasar". No sé, uno se mueve mejor sin el peso de las expectativas, y las de fracaso te colocan muelles en los pies. Yo, más que caer, reboto. Y si hace falta, empiezo desde abajo, desde cero, las veces que haga falta.

( Los males ligeros se quitan con Marea )

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