domingo, 20 de mayo de 2012

Un juguete.

[uno de esos textos antiguos no-publicados. y dice...]

Estoy roto por dentro, soy el primero que lo sabe. Cuando me importa una persona, le puedo cortar sin pretenderlo con las esquirlas y los fragmentos de la confianza que no puedo tener. Por más que me esfuerce, soy suspicaz hasta el extremo. Mi única defensa es intentar controlarlo y no ocultarlo, decir que hago lo que puedo con los trozos que me quedan. Pero cada vez son menos. Y no puedo evitar parecer lo que soy.

Son esos días en los que el frío entra y cala bien. Esos en los que no puedo ver una foto mía en ningún lado. Como se vuelven frecuentes, al final siempre me escojo como ávatar imágenes o fotos de otras cosas, cualquier cosa que no implique devolverme la mirada. No me avergüenzo de mí, ni mucho menos. Ni me arrastro detrás de nadie, ni dejo de encajar bien las patadas, aunque no se note. Es solo que la autoconsciencia es un arma de doble filo, y de vez en cuando, tras un rechazo particularmente brusco, la cojo por el lado que no es. Y pienso que es normal que no se quieran acercar.

No es un chafón vital. Sé que hay personas que me comprenderán y que solo hay que buscar bien y tener suerte. Pero hasta entonces, juguemos a lo de las sonrisas fáciles. Ahí no hay nada que mostrar, ni que ver, ni que ocultar.

1 comentario:

  1. Me decido a comentar. Buscando un texto acabé por casualidad aquí, y qué quieres que te diga, me encanta!
    Estoy en proceso de leerme todas las entradas, voy por mayo del 2011, poquet a poquet. :)

    Mis felicitaciones!:)

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