domingo, 29 de marzo de 2015

Mi gata

Tengo una gata con instintos suicidas
que contempla los coches a través de la esquina
haciendo equilibrios en un alfeizar
a 50 metros de altura
pero se aferra desesperada a mi hombro
para no caer 10 cm al parquet.
Que muerde y muerde con denuedo la mano
que la sostiene, para hacer daño
pero sin herir. Sin viceversa.
Tengo una gata que me odia
y me ronronea en el pecho
que se enfada si la sostengo fuerte
pero se duerme al poco rato.
Que se enfada si la dejo fuera cuando
se siente sola.
Que se enfada si la dejo dentro,
sin una puerta abierta.

sábado, 28 de marzo de 2015

La última bachata

La salsa es un baile de exhibición. Se cuida mucho la posición de manos y pies, la postura; las figuras tienen que salir limpias y todo al tiempo. Sea cubana o línea, uno tiene que divertirse y sentirse bien, pero una de las motivaciones principales es que quede bonito. Se puede saber que una salsa termina bien cuando sientes "qué bien nos ha salido, give me five!"

La bachata es un baile íntimo, cerrado, privado casi. Importa la interacción con tu pareja, lo que se genera entre vosotros. Te olvidas de pensar en figuras y tiendes a hacer lo que parece adecuado en cada momento, jugando con el cuerpo de tu pareja, sintiéndola. El calor, la respiración, cada parte del cuerpo bajo las manos. Una bachata termina bien cuando apenas eres consciente de lo que has hecho durante la canción, los tres minutos han sido un todo y te alejas de la pista como despertándote.

jueves, 26 de marzo de 2015

Sinceridad y amistades femeninas

Tengo un problema con la sinceridad, las amistades femeninas y las inconvencionalidades.

Me gusta ser sincero. Es una señal de confianza, de que una relación es duradera, el poder hablar de cualquier cosa. Hasta aquí casi todo el mundo está de acuerdo.

El problema es que para el 95% de las personas la amistad y la atracción emocional/física/intelectual no son compatibles. O sí lo son, claro que lo son (¿a quién no le "pica" ningún amigo?) , pero no se puede hablar de ello. Porque si lo intentas (o quizás si lo intentas mal, es una de las cosas que intento determinar) parece que tienes segundas intenciones. Y entonces la otra persona se siente incómoda al rechazarte o tú te sientes incómodo por un rechazo a una petición que no has hecho.

¿Te suena, no? A nosotros nos costó un bache

Pero a pesar de esto sigo pensando que estas cosas hay que decirlas.

Si ordeno los pensamientos de este tipo de más a menos facilidad de comprensión (o menos a más facilidad de que la otra persona no lo entienda y se asuste) según mi experiencia:

  1. Que no tiene nada de malo si una amiga me parece interesante a nivel intelectual, si tengo más ganas de conocerla que incluso a un rollo.
  2. Que creo que no pasa nada si mi cuerpo reacciona a algunas cosas. Que esto no significa que quiera acostarme con ella. Yo no soy mis impulsos físicos. Es información que mi cuerpo me da, punto, pero soy yo el que decide si se les da intención o si simplemente se queda en algo que he percibido, como "ente biológico" que soy.
  3. Que sí, que tengo curiosidad por saber cómo besa y cómo... eso. De la misma forma que cada persona abraza o baila de forma diferente y experimentar eso es algo más, algo agradable que te permite conocer más a la persona. Que no significa que vaya a intentarlo sin avisar (lo del besar, claro, intentar lo otro sin avisar sí que sería turbio)
  4. O finalmente a nivel emocional. Si me gusta una persona, si me provoca sentimientos... Es que ni esto tiene por qué implicar nada. De nuevo, es como lo físico. Las emociones son información, es mi cuerpo reaccionando como "ente emocional" que soy.. Yo elijo que hago con ellas.

Creo que los problemas deberían venir solo si yo transformo esto en peticiones o exigencias o expectativas. Pero ¿y si no quiero nada? ¿Y si los impulsos fisicos me hacen gracia? ¿Y si los impulsos emocionales los uso simplemente para inspirarme o sólo me hacen estar contento, a modo de cosquillas emotivas?

Si no le pido nada a la otra persona ni espero nada, ¿puedo decirle a esa persona todo esto? Como expresión de confianza o incluso como halago. Porque si decir "guapa" es un halago al reconocer las cualidades fisicas de la otra persona, ¿confesar todo esto no tendría que ser simplemente un halago mayor? Algo que tomarse a buenas o con lo que hacer coñas, no algo que provoque frio o rechazo o agobio o pensar que no es sinceridad, que es una doble intencionalidad.

Pero en vez de eso mi experiencia que no, que no es posible hablar de estas cosas. Se me ocurren varias razones:

  1. Quizás las personas no lo pueden entender. No es un pensamiento normal y puede parecer que son excusas.
  2. Quizás no me sé explicar. Se supone que la responsabilidad de la comunicación cae en el emisor, a fin de cuentas.
  3. O quizás, quien sabe, todo esto que para mí es salirse de las reglas pre-establecidas no es más que una forma de autoengañarme. Quitarle importancia y reducirlo a cosas que pasan.

¿Tú qué opinas? ¿Es autoengaño? ¿Debo explicarlo mejor? ¿O debo abandonar el método y aceptar que no es algo que me vayan a entender?

martes, 24 de marzo de 2015

Tres

Lunes por la noche. Después del finde que hemos pasado, tengo que hablar con ellos. Jynx, despatarrada en el sofá, aburrida, lanza al aire y recoge una pelotita. Art me mira con un brillón burlón en los ojos. Le gruño.

- Joder, Arturito. Ya has vuelto a hacer que nos rompan el corazón. - Le digo, serio.

Me mira fijamente e imita mi expresión. Le aguanto la mirada hasta que no puedo más y se me tuerce la comisura del labio. Se nos escapa una carcajada simultánea.

- Vale, vale, no me lo creo ni yo - admito, una vez he parado de reír - Pero podríamos haberle dado una oportunidad antes de que nos echara, ¿no? ¿Y si hubiera sido ella?

- No era ella. Y loo saaaabees. Era solo un sí pero no, una historia de una noche. Una sin nombre. Y bastante que estiramos. ¿Quieres una prueba? Mira a Jynx. Se aburre. No está tan reformada como para que se lo tomara con tanta calma si pudiera haber sido importante para nosotros. Si hubiera sido Ella, de al menos una tormenta de celos o dos, o tres, no nos hubiera librado nadie.

- Imbéciles - apunta Jynx , con su habitual desparpajo. Y prosigue - Esa no nos hubiera durado ni medio año. No hubiera tenido ni que intervenir.

- Bueno, pues nada. - capitulo - Si tan claro lo tenemos todos, declaro desde ya el final del duelo. ¿Pero y ahora qué? A este paso nos quedamos solos. A mí no me interesan los rollos de una noche de Art. Art sabotea las historias que a Jynx le dan igual. Y Jynx quizá sigue siendo una loca celosa anti relaciones.

- Anti-relaciones que se iban a la mierda igualmente - responde Jynx.- Ya sabéis que lo lamento, pero soy así. Y nos he salvado de la muerte por rutina.

- Y casi nos matas en el intento. Aún tengo la cicatriz.

Por un momento se hace el silencio. La verdad es que a ninguno de los tres nos gusta recordar eso. Esa época en que Art estaba encogido en una esquina, diminuto. Jynx descontrolada con ataques de ira y rabia constantes. Y yo aturdido y sin saber que hacer.

- En fin - digo, para romper el silencio - Habrá que seguir buscando.

Asentimos, los tres. A fin de cuentas, estamos juntos en esto y por mucho que discutamos sabemos qué es lo que queremos y qué es lo que hay que hacer.

lunes, 23 de marzo de 2015

0:45

La autoestima por los suelos. El dolor del rechazo, la soledad, la incertidumbre y...

...y...

...y...

lol, no.

Que la valía de uno no depende del juicio de otra persona. Ni mucho menos. No me tengo que levantar porque ni he caído. Se tropieza uno, claro, pero un pequeño salto y arreglado.

domingo, 22 de marzo de 2015

House of Cards - Temporada 3

Engaging

" You know, when things get tough in the battlefield we never say 'sorry I wont engage'. We engage "

Serenity Prayer

O God, give us the serenity to accept what cannot be changed,
The courage to change what can be changed,
and the wisdom to know the one from the other


People' façades

" It's tiresome, constantly swinging a sledgehammer at the façade, just to get a glimpse through the cracks. "

martes, 17 de marzo de 2015

[Meta] Desactivando feeds

Queridos caminantes que otean la senda desde lejos.

No sé si alguno de los habituales lo usáis, pero voy a desactivar el feed (RSS, feedly, Google Reader previamente) del blog, esta es la última entrada con broadcast. El motivo es que me está interfiriendo con las herramientas de análisis de tráfico que tengo por el blog. Como no quiero fastidiar a nadie, y me importa más el que podáis leer tranquilos que las estadísticas, si a alguno esto le provoca una molestia, que lo diga alegremente

A cuidarse!

Adiós y gracias



(...) Por tanto, no nos asustemos cuando los niños leen fantasía. Es el
abono de una mente sana. Estimula los nodos inquisitivos, y existen
pruebas de que una vida fantástica interna es tan buena y necesaria
para un niño como lo es un suelo rico para una planta. Por las mis-
mas razones aproximadamente.

Saludo a la fantasía como la dieta apropiada para el alma en creci-
miento. En ella está toda la vida humana: un código moral, un senti-
do del orden y, en ocasiones, cosas verdes y gigantescas con dientes.
Hay otros libros que leer, y espero que los niños que empiecen con
la fantasía los lean. Yo lo hice. Pero todos hemos de empezar por
algo.

Uno de los novelistas más famosos de principios de siglo fue G.K.
Chesterton. En su época se atacaba a los cuentos de hadas por casi
los mismos motivos con que ahora, en algunos colegios, se prohíben
de forma encubierta los libros que llevan la palabra "bruja" en el
título. Él dijo: "Se condena a los cuentos de hadas porque dicen a
los niños que hay dragones. Pero los niños siempre han sabido que
había dragones. Los cuentos de hadas dicen a los niños que a los
dragones se les puede matar"

-+-
Terry Pratchett, 1994

lunes, 16 de marzo de 2015

Fuego amigo (II)

Dame munición.
Voy a corresponder
cada experiencia,
cada conversación,
cada fragmento que conozca de ti
en un disparo.
Que rebotará y se esparcirá
en metralla de palabras e intenciones.
Que hoy no servirá de nada.
Que mañana te hará buscar
entre cartuchos vacíos.
 
¿Quién lo hubiera dicho?
El Dorado estaba a la vuelta
de la esquina, de cada esquina.
¿Y ahora qué? Ahora no me arriesgo,
ahora no me pongo en la línea,
y aún así
percibo el desgaste.
Cada esfuerzo quema un poco más
de la reserva de ganas y esperanzas
que se llena tres noches al mes
y se vacía cinco días a la semana,
domingos incluídos.

Te noto distante (II)

No sabemos llevar nada bien el vacío. No hablo de la pasivoagresividad - aún le estoy dando vueltas a esto- del silencio. Hablo del notar que ese cauce de la relación va disminuyendo. Sin reproches, con cordialidad, sin nada a lo que aferrarnos para provocar las familiares discusiones o el volver a atraer. Los puñales no encuentran blanco, las palabras de cariño son apreciadas pero no devueltas. Ya no nos persiguen cuando nos damos la vuelta , ya no atienden los caprichos y normas especiales de "tienes que aceptarme exáctamente de todas estas maneras, aunque te duela, porque yo soy especial y si no es que no me entiendes y no te mereces lo mejor de mí".

Cuando notamos la distancia nos preocupamos. Ostras, a ver si esta vez la he cagado de verdad. A ver si esto va a ser irreparable. No es solo estar acostumbrados a la mecánica de daño-castigo. Es más bien el daño-castigo-demostrar cariño-volver a empezar. Pero cuando después del daño no hay un vínculo para forzar el reencuentro a las malas (a veces parece que gritando más arreglaremos lo que hemos jodido gritando) o a las buenas (haciendo partícipe del lujo de demostrar ese cariño que está tan escondido, para que veas, porque sí, porque me importas) entonces nos preocupamos. Nos hemos quedado sin herramientas. Llega la distancia y ahora vemos que ya se va a quedar.

domingo, 15 de marzo de 2015

Te noto distante (I)

 Entre dos personas que se importan mutuamente, el "poner distancia" es uno de los actos más graves que se pueden llevar a cabo. Los enfados, los piques, los malentendidos. Las borderías, el hacerse daño con causa justificada o porque sí. El desaparecer súbitamente sin motivo. El no entender las necesidades del otro, no escuchar. El orgullo. Etc, etc. Son todo males menores al lado de "poner distancia". Aparentemente está socialmente aceptado todas esas formas de hacerse daño que son parte del día a día, del ser humano. Todo el mundo se lo hace a todo el mundo, ¿no?. Hay que aceptar la cuota de daño inevitable que viene con el contacto con otra persona. Estamos acostumbrados al portarnos mal y el castigo: un tiempo sin hablarse, daño frente a daño, discusiones, gritos.

Como en el fondo lo comprendemos, precisamente una de las acusaciones con más fuerza que se puede hacer a otra persona es "te noto distante". Si es la distancia la que mata las relaciones, será el que ha puesto distancia el responsable último de la ruptura. Con esa acusación responsabilizamos al otro de la última traición. "Fuíste tú"

Caso de las relaciones, el más evidente. ¿Quién suele ser el que le pone final? El que corta. Claro está. No el que ha envenado silenciosamente la relación. No el "alma libre" que quería pero no supo demostrar o que, sí, tenía sus momentitos malos de destrozar al otro. No, el que acaba con la relación, el que tira la toalla, es el que corta. Porque como todo el mundo sabe, hacerse daño es parte de las relaciones. Pero es cortar lo que las mata. ¿No?

Caso del ser amigos. ¿Quién es el que cortó el contacto? El que dejó de avisar cuando iba a la ciudad. El que no llama para quedar. El que tiene otros planes. ¿Verdad?

Caso del empezar a conocerse. Bueno, de esto ya he hablado mucho en los últimos meses.

Supongo que es evidente donde quiero llegar. No me parece que el responsable de que las relaciones se acaben, de que se pierdan las amistades o se deje de conocer a alguien sea el que toma la decisión evidente y visible. A veces sí. A veces es cobardía y falta de fe, dejas de creer en algo o no te conviene y en vez de hablarlo simplemente lo dejas caer. Pero otras veces te mataron por dentro hace tiempo, no atendieron tus propias necesidades o hicieron daño más allá del límite, y no te han dejado otra opción que irte. ¿Y quién puso distancia entonces? ¿Yo, por irme? ¿O quien puso el agujero, el muro, el alambre de espinos en primer lugar? Quien cada vez que quedan los amigos convierten al diferente en blanco de hachazos. Quien olvida que su pareja, por mucho que se haya comprometido a ser paciente y tolerante, es una persona a la que se debe cuidar.

Quien deja de ver que el otro, aún en etapas tempranas, tiene libertad con la que puede responder al "pasa por aquí o vete" diciendo "adios".

miércoles, 11 de marzo de 2015

Dos historias

Dos posibles historias sobre las sábanas.
Superpuestas, alternativas, indecisas. 
Una, la del corazón de mimbre 
que se dobla sin partirse, 
la de las cosas como suelen salir.
Una más. Coincidencia, interés, soledad, 
borrachera, algo que contar
en cuanto acaba.
La segunda. La del cuarto con una ventana 
a otro lugar, a cualquier lugar. 
Con los bolsillos rotos, 
con semillas de promesas 
desperdigadas por la tierra. 
Con el infinito 
dibujado al despertar 
en la palma de la mano.  
Con tiempo a raudales,
todo el que puedo dar.
Explicarte mis consecuencias 
y que las desestimes con el roce 
de las yemas de los dedos. 
Deshilachar las tuyas mientras clarea el alba
y se cuela por el hueco del cristal.
Imaginar una canción, un festival, un viaje, 
un concierto, una cena, un baile.
Todos los momentos típicos, únicos
de una historia que se dibuja
alternativa, indecisa,
sobre estas sábanas.

martes, 10 de marzo de 2015

En construcción (Disculpen las molestias)

Fui posponiendo todas las cosas,
ocultándome entre las ramas de algún amor precipitado,
escondiéndome entre el efímero calor
de las buenas palabras de amigos que me quieren ver bien,
huyendo siempre hacia delante,
evitando ver lo que tenía dentro,
tratando de dar al destino con la puerta en la cara
pero tuve que rendirme.
No pude eludir la cita que tenía conmigo
y tuve que bajar hasta el fondo de mi mismo
igual que un hombre que baja al cuarto de calderas sin linterna.
Allí estaban mi tendencia a agradar al resto tapando el miedo a que no me quisieran,
mi necesidad de demostrar que soy inocente sin saber nunca de qué,
un hueco en la pared hecho de ilusiones rotas,
los miedos que nos inculcaron nuestros padres,
que les inculcaron a nuestros padres,
que les inculcaron a sus padres,
el rencor que me dejó un sueño que no pude cumplir,
las expectativas hechas pedazos
y decidí no tratar de achicar el agua de ningún Titanic,
no quise correr, decidí sentarme a mirar
y ver que toda esa porquería también forma parte de mi
y no quise recogerla y tirarla por la ventana
sino entender de dónde venían
y perdonarme por no ser perfecto
y por eso no tiene final este poema,
porque estoy en ello.

viernes, 6 de marzo de 2015

K.

De pequeño insistía mucho con tener un perrito. Un día mi madre apareció en mi colegio, yo tendría 12 años, con un perrito pequeño, que parecía una pelusa gigante, en una correa. Me dijo que era para mí y no me lo creía.

Teníamos un patio trasero con jardín y le encantaba correr. Le tirábamos piñas y palos para que las buscase, y las buscaba, pero lo de devolvérlas él no lo llevaba muy bien. Se sentaba sólo si había comida esperando, nunca le pudimos enseñar ningún truco (aunque tampoco lo intentamos con mucho esfuerzo). Siempre fue muy listo. Hablando de comida, tuvo una época de comer hierbas y después vomitar. Era delicadillo. Atracaba las bolsas de basuras y luego vomitaba. Era un ansias, un gumio.

Yo le hablaba. A veces, cuando acababa "El Informal" me iba a verle a la cuna antes de ir a dormir y le acariciaba un rato, estaba ya medio sopa y estaba calentito, me relajaba yo también.

Se ponía atacado en los viajes en coche. La primera vez que lo llevó mi padre en coche se dió media vuelta porque pensaba que le acabaría dando algo de lo acelerado que estaba.

Tenía tendencia a meterse entre las piernas de la gente, lo que no sé es como nunca causó ningún hueso roto. A veces, claro, lo pisábamos y tras el "aic!" siempre venía un "si es que eres tonto, Krilin!!... te has hecho daño??"

En el mareny y en veinte sitios se le enredaban en las patas las pequeñas bolas de pinchos, y luego para quitarlas ya te podías estar un buen rato con pinzas.

Podías hacer el helicóptero con él. Le cogías de la arnés e iba rotando lentamente moviendo la colita.

Luego vino mi adolescencia, y durante una temporada era un poco molesto, venía a por atención, había que sacarlo a pasear... Hasta que crecí un poco y entendí que era un ser que no exigía nada para lo que daba. Y que irnos a andar era una excusa perfecta para obligarme a respirar y pensar. Y allá nos íbamos, aunque no le gustaba mucho alejarse de casa y empezaba a tironear para volver una vez salíamos del barrio.

Al final,  cuando me fuí de casa, lo veía cada mucho,. Los primeros años se volvía loco cuando volvía, me recibía en una explosión de alegría. Después, poco a poco, con cada visita, cada vez estaba más cansado y mayor.

Pero así no lo quiero recordar. Lo quiero recordar como el señor peluso, el pesado, mi krilino. La cosa que me ha acompañado 13 años de mi existencia. Me alegro que haya podido ser feliz. Y me alegro de que mis padres se lo encontraran aquel día en la perrera. Lo cogieron porque nada más entrar se les echó encima (a los pies) moviendo la cola y super contento. Así lo quiero recordar.


Hasta luego, tú. Gracias por todo.


2001-2015

domingo, 1 de marzo de 2015

Pequeña bachata mediterránea




"Este es el momento, te lo servimos en bandeja. Te levantas con toda la decisión que puedas, te pones frente a esa persona, miras sus ojos y simplemente se lo pides: ¿bailas? Es sencillo"

Ponemos un poquito de musica, que es un interludio musical para generar la tension de tal manera que los amantes se van al centro de la pista, se agarran de la cintura, acercan sus cuerpos, sus rostros, se miran a los ojos. Controlan la pasión arrebatadora que les llevaría a besarse y simplemente ... bailan. "