Si por mí fuera, me separaría en dos y pondría cada uno a vivir una vida distinta.
Una parte se comprometería contigo. Terminaría la carrera y haría el máster, pero te llamaría todos los dias y volvería a visitarte con frecuencia. Al terminar buscaríamos piso, probaríamos cómo es eso de la convivencia, de volver y encontrarte. Viajaríamos juntos y tras unos años nos casaríamos. Contigo cubriéndome las espaldas, llegaría tan arriba profesionalmente como quisiera, lo bastante alto como para poder sosteneros, a ti y a los pequeños, con toda la comodidad que quisiéramos.
La otra seguiría corriendo por todas partes. Mordiendo y probando la vida en cada persona, saciendo el hambre y la curiosidad. Mi casa sería mi santuario, refugio mio y de mis amigos. No temería encanto alguno, pues dejaría los garfios pasar de largo. Sería un joven triunfador, quizás de trabajo en trabajo, o quizás simplemente encontraría un sitio cómodo con tiempo libre y el dinero suficiente para no tener que preocuparme del dinero.
Pero ya veis, no puedo separarme en dos.
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