No sé a quién estoy engañando, si a ti o a mi. No se de qué es hora. Capturar otro corazón y lanzarlo al vacío o anticipar un otoño recorriendo las calles de Gracia, un invierno refugiados en cualquier bar.
Te di mi texto, que tenía tu nombre entre todas las líneas, y dijiste "ojalá alguien escribiese esto para mi". Y yo me dolía y me reía y me callé, por no darle una patada a una puerta que quizás luego no sabría cerrar. Y no se si eres tú rindiéndome o soy yo enamorándome de estar enamorado una vez más, pero lo cierto es que eres quien sigue cruzando las puertas paso a paso. Y tengo miedo.
El miedo, claro. A quererte y que no me quieras - poco - a que me quieras y no saber querer - algo más.