¿Adonde quiero llegar? A lo de siempre, a quitarte las piedras del camino para que sigas pudiendo andar con los ojos cerrados. A ponerte la zancadilla yo, si no me queda otra, cuando aún puedo cogerte, antes que tropezarte y caerte más allá. Discutir contigo una, y otra y otra vez por temas que no son de mi incumbencia pero que sí lo son. Y salvándote el hecho de que nunca me has dicho "esto no es asunto tuyo"
Porque lo es, porque tú eres mi contrapartida ingenua. Balanceas mi presencia en el mundo. Quiza los cinicos estamos para que las personas como tú aun puedan
ser inocentes. Y quizás la gente como tú existe para que nosotros aún tengamos la posibilidad de sentir que nuestra amargura sirve para hacer bien.
Aunque a veces seas tan cabezota que me den ganas de tirarte al puerto
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