Es Alicia tras el espejo roto, varias veces completa si sumas todos todos los fragmentos. Es la niña que te gana sin salir las sombras, el canto de sirena que te permite naufragar. Bailarina de recuerdos e instantes, tormenta contenida entre finos dedos, capturadora de sus propias realidades. Felino del invierno.
Si mis pupilas se contraen y se dilatan en un intento de captarte, si busco mis manos de humo para protegerme y nos acabamos volatilizando los dos. Si el frío del mar en diciembre pierde la partida con la luz de tus sábanas.
martes, 23 de octubre de 2018
lunes, 22 de octubre de 2018
23:48
Joder si lo dejé por todo lo alto.
Tenía ganas y miedo de volver a intentarlo. De convertir lo que era un final más o menos digno de fade-out en algo que diera un poco de pena, esos blogs/webs/canales cuyo último post es algo así como "vale, ya he descansado, y ahora he vuelto y pretendo seguir...". O que solo me saliera escribir tipo meta, sobre el escribir en sí o el blog. O escribir metáforas auto-entrampadas, o...
Pero echaba de menos el ancla de las palabras, la verdad. Hacer y deshacer, pintar sobre blanco. Ser yo
Y algo más de miedo, de que al final me hubiera equivocado. Que la ilusión no estuviera en las palabras, sino en mi vida, y que al reconectar con mi yo de antes del salto fuera de la cáscara me diera cuenta de que era una farsa. Mi castillo de argumentos y mi vida sin penas. Que la verdad apareciese y obligarme a afrontarla.
Qué puñetas. Mis palabras son mías, como el gato. Hola, yo, y hasta mañana o hasta dentro de un año.
Tenía ganas y miedo de volver a intentarlo. De convertir lo que era un final más o menos digno de fade-out en algo que diera un poco de pena, esos blogs/webs/canales cuyo último post es algo así como "vale, ya he descansado, y ahora he vuelto y pretendo seguir...". O que solo me saliera escribir tipo meta, sobre el escribir en sí o el blog. O escribir metáforas auto-entrampadas, o...
Pero echaba de menos el ancla de las palabras, la verdad. Hacer y deshacer, pintar sobre blanco. Ser yo
Y algo más de miedo, de que al final me hubiera equivocado. Que la ilusión no estuviera en las palabras, sino en mi vida, y que al reconectar con mi yo de antes del salto fuera de la cáscara me diera cuenta de que era una farsa. Mi castillo de argumentos y mi vida sin penas. Que la verdad apareciese y obligarme a afrontarla.
Qué puñetas. Mis palabras son mías, como el gato. Hola, yo, y hasta mañana o hasta dentro de un año.
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