Truca'm si un dia perds un vol
i l'aeroport és fred i mort.
Truca'm si algú que estimes mor
o si el motor del cotxe no et respon.
Truca'm si mai fas un trasllat,
i abans que pengis
seré a baix saludant-te arremangat.
I truca'm si cal, i explica'm que no escrius
que ja fa temps que la vida no et sorprèn.
Però no em truquis si una nit
sents que voldries dormir al meu llit
o marxar lluny, o viure junts
en un pis petit.
Truca'm com si fos qualsevol,
i abraça'm fort amb l'excusa d'algun gol.
I truca'm quan trobis la cançó
que t'he amagat aquest matí sota el llençol.
Però no em truquis si una nit
sents que voldries dormir al meu llit
o marxar lluny, o viure junts
en un pis petit.
No em truquis, simplement vine a la platja
que ja ens coneix,
m'hi trobaràs potser llegint, potser dormint,
potser esperant amb el telèfon apagat
jueves, 30 de octubre de 2014
jueves, 23 de octubre de 2014
No abras los ojos
—Cuando Scott todavía estaba en la Facultad de Medicina, escribió el libro que lo hizo famoso; bueno, famoso en ciertos círculos académicos. Se titulaba La trampa de la empatía. Argumentaba de manera contundente (con datos biológicos y psicológicos que respaldaban su hipótesis) que la empatía es, en esencia, un defecto de frontera, que los sentimientos de empatía que los seres humanos tienen unos con otros son en realidad
efecto de la confusión. Su tesis era que nos ocupamos uno del otro, porque en alguna parte del cerebro no logramos distinguir entre el propio yo y el del otro. Llevó a cabo un experimento elegantemente simple en el cual los sujetos observaban a un hombre pelando una manzana. Mientras la estaba pelando, la mano del hombre parecía resbalar y el cuchillo le cortaba el dedo. Los sujetos eran grabados en vídeo para realizar un análisis posterior de sus reacciones al corte. Prácticamente, todos los sujetos se estremecieron de manera refleja. Solo dos de los cien no tuvieron ninguna reacción y, cuando se hicieron test psicológicos a esos dos, revelaron características mentales y emocionales comunes con los sociópatas. La opinión de Scott era que estremecerse durante una fracción de segundo cuando alguien se corta es porque durante ese tiempo no somos capaces de distinguir entre esa persona y nosotros mismos. En otras palabras: el límite del ser humano
normal es imperfecto de la misma manera en que el del sociópata es perfecto. El sociópata nunca se confunde a sí mismo y sus necesidades con las de otra persona y, por consiguiente, no tiene sentimientos relacionados con el bienestar de los demás
martes, 21 de octubre de 2014
Te ex-quiero
Me ha encantado el artículo de "Te ex-quiero". Es algo que he vivido y vivo, que resulta siempre muy difícil de explicar, y ha sido muy reconfortante encontrármelo escrito.
"Pero... tú sabes que vuestra relación no es normal, ¿no?"
No es nada fácil convencer a cada persona nueva que ese elemento especial se ha ganado su lugar en tu vida, que no vas a renunciar a ella y eso no significa en absoluto que haya otra cosa que no sea amistad. No es fácil, al comenzar, superar todos los rencores o celos o tristezas y pelear por algo que puedes dejar caer. No son fáciles los esfuerzos extra. Pero cuando se compara con lo que aporta, con lo que significa conservar definitivamente a alguien que fue lo bastante especial para llegar ahí, que te conozce como tú mismo, con quien puedes hacer mil y una cosas... Lo de "fácil" y "difícil" son ya solo palabras.
Por la persona que me ha pasado el texto, la victoriosa, la guardiana, la trabubu que se come mi peor y mi mejor cara. La misma que se llevará un abrazo de esos grande grande grande en cuanto pueda volver a verla.
"Pero... tú sabes que vuestra relación no es normal, ¿no?"
No es nada fácil convencer a cada persona nueva que ese elemento especial se ha ganado su lugar en tu vida, que no vas a renunciar a ella y eso no significa en absoluto que haya otra cosa que no sea amistad. No es fácil, al comenzar, superar todos los rencores o celos o tristezas y pelear por algo que puedes dejar caer. No son fáciles los esfuerzos extra. Pero cuando se compara con lo que aporta, con lo que significa conservar definitivamente a alguien que fue lo bastante especial para llegar ahí, que te conozce como tú mismo, con quien puedes hacer mil y una cosas... Lo de "fácil" y "difícil" son ya solo palabras.
Por la persona que me ha pasado el texto, la victoriosa, la guardiana, la trabubu que se come mi peor y mi mejor cara. La misma que se llevará un abrazo de esos grande grande grande en cuanto pueda volver a verla.
domingo, 19 de octubre de 2014
sábado, 18 de octubre de 2014
¿Dónde te has metido?
Vuelvo, vivo.
Me trasladé de nuevo, unas cuadras más al oeste del Vallés. Dejé atrás finalmente mi primer hogar, traje las cenizas conmigo. Ahora vivo en un tercer piso sin ascensor, con una ventana a los árboles y al Tibidabo. 4 almas conformamos la casa y una ya ha dormido conmigo sin yo saberlo.
Jynx está en horas bajas. Últimamente hasta sonríe un poco, a veces. No quiero echarla, aquí estamos todos en el mismo barco, y se le perdona sus salidas de tono. Todavía guarda la aguja en el bolsillo, por si algún día nos hiciera falta. De momento un mes sin cruce de cables. Puedo.
Fui al norte, a las alemanias y las islas cosidas con puentes. Volví a bailar. Pasó de puntillas ya por las figuras y evito caderazos innecesarios. El profesor aún me pega a veces, "puedes hacerlo mejor" me dice. Así que seguiremos.
Y el por qué del abandono, que me dicen voces del ático, es... Indeterminado. Creo que, en épocas positivas, escribo con lo que me queda del día a día. Y últimamente había decidido gastarlo en personas. ¿Invertirlo? ¿Gastarlo? En ellas estamos. De todas formas, mal estaría perder el paso de la senda. Íbamos bien, sí, continuamos.
Me trasladé de nuevo, unas cuadras más al oeste del Vallés. Dejé atrás finalmente mi primer hogar, traje las cenizas conmigo. Ahora vivo en un tercer piso sin ascensor, con una ventana a los árboles y al Tibidabo. 4 almas conformamos la casa y una ya ha dormido conmigo sin yo saberlo.
Jynx está en horas bajas. Últimamente hasta sonríe un poco, a veces. No quiero echarla, aquí estamos todos en el mismo barco, y se le perdona sus salidas de tono. Todavía guarda la aguja en el bolsillo, por si algún día nos hiciera falta. De momento un mes sin cruce de cables. Puedo.
Fui al norte, a las alemanias y las islas cosidas con puentes. Volví a bailar. Pasó de puntillas ya por las figuras y evito caderazos innecesarios. El profesor aún me pega a veces, "puedes hacerlo mejor" me dice. Así que seguiremos.
Y el por qué del abandono, que me dicen voces del ático, es... Indeterminado. Creo que, en épocas positivas, escribo con lo que me queda del día a día. Y últimamente había decidido gastarlo en personas. ¿Invertirlo? ¿Gastarlo? En ellas estamos. De todas formas, mal estaría perder el paso de la senda. Íbamos bien, sí, continuamos.
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