Había pensado mucho, había dejado salir bastante. Creía en el invierno en el Vallés, un café, un desayuno, los dichosos churros. Había soñado la calma, los bailes, estirar la banda sonora. Mi caos, tu orden. Tu doble caos, mi intento de orden.
- ¿Quieres?
- ¡Sí! ¿Ha quedado claro?
- Sí.
Duele menos que si hubieran pasado los meses, es verdad, pero duele. Por suerte, esta vez sin remordimientos. Si no se empieza con ilusión, para qué empezar. No he hecho nada malo.
Vuelvo a rebelarme, tenía que pasar, pero no aún, no. ¿Por qué os resulta tan fácil no vivir? ¿No soy yo el frío? Adiós, adiós.
En este intensivo de vuelta a la calle, he aprendido que las cartas son importantes. Así que...
Adiós, ranita, siento no haber tenido tiempo para encontrar(te) más.
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