Por un momento, todo se ha tambaleado. Un temblor, una congoja como hacía mucho tiempo que no sentía. En ese momento te asalta el temor de que se venga todo abajo. De que se acabe viniendo abajo esa estructura vital tan fuerte, con la que se han estrellado mil intentos de minar la moral. De ser otro fraude más, otro juguete roto esperando a que se acabe la cuerda. De no ser nada por mí mismo.
El golpe ha sido duro, mucho, para qué negarlo.
Pero aquí estoy.
Entonces, he recordado. Yo ya estaba antes de todo. Vengo de muy lejos, ya existía antes de conocer a ninguna de las personas que tengo hoy en día. No tengo grandes traumas en mi vida, cierto, pero tampoco he caído. Nunca he sido incapaz de levantarme solo. Y no tengo intención de cambiar ahora. El golpe ha sido duro, pero todo sigue en pie. Y lo va a seguir estando. Por mí.
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