¿Sabes cómo te subes a una cuerda? Juntas las piernas, levantas uno de los pies, respiras hondo y te impulsas hacia arriba. Tienes que ir ya con los brazos abiertos, si te esperas a abrirlos cuando estás arriba te desequilibras y te caes. Que te vas a caer seguro igualmente, muchas veces, pero así empiezas bien.
¿Sabes cómo caminas por la cuerda? Sorpresa: vas paso a paso. Buscando el equilibrio y estar cómodo en un punto antes de moverte al siguiente. Porque a medio camino las cosas se van a complicar y porque las prisas no son buenas. Un truco: coge un punto de referencia - el mosqueton que tanto ha costado armar, el nudo en el árbol o incluso las cruces naranjas en el bolsillo de unos vaqueros sentados al final de la cuerda - y camina, camina, camina.
¿Sabes cómo te bajas de la cuerda? No lo haces si no has llegado al final. Si pierdes el pie, si te tambaleas, no saltas, peleas. Si te bajas enseguida que tengas problemas no aprenderás a mantenerte arriba. Tienes que intentar equilibrarte como sea, recuperar la estabilidad y seguir caminando. Aunque quizás vayas a caerte igualmente al siguiente paso.
Y si te caes no pasa nada. Vuelves al principio y te subes otra vez.
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