Se hace complicado a veces ser un tipo A (patron de conducta de riesgo coronario, uso abusivo de estrategias activas para conseguir una serie infinita de objetivos a menudo pobremente definidos). Siempre en movimiento, siempre en alerta, en guerra, considerando todas las ramificaciones y significados, librando todas las batallas en la mente a la vez, exprimiendo el tiempo, empujado o empujando por un reloj que no se silencia nunca, aún cuando a veces solo quieres decir...
Basta.
Para.
Respira.
Respira hondo y piensa.
Congela el segundero un instante.
Levanta la vista. Libera los ojos del siguiente paso del plan, el siguiente acontecimiento. Rompe el dique y que se derramen los pensamientos. Deja que esperen.
Levanta la vista. Libera los ojos del siguiente paso del plan, el siguiente acontecimiento. Rompe el dique y que se derramen los pensamientos. Deja que esperen.
Disfruta de lo pasajero.
Que estás en agosto. Tienes veintiocho años. Leyendo un libro en una terraza al lado del mar. Sin preocupaciones. Esta noche es de festival y mañana es de baile. Dime: ¿Dónde vas corriendo? ¿Dónde quieres llegar tan rápido que sea mejor que el ahora? Que la vida pasa y se complica y cambia, que aún tiene más para dar, sí. Otoño llegará sin que hagas nada. Y siempre habrá un peldaño más en la escalera de la vereda, siempre se puede subir mas arriba y tener mejores vistas.
Pero ahora para y respira, que aquí se está bien y ninguna meta vale pasar el camino corriendo y mirando al suelo.
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